Hola
soy Justin Andrews y lo seguiré siendo mientras tenga tiempo de atravesar ése
túnel, valientemente mi mente y yo, acompañado por mi sombra.
Hoy soy
Justin Andrews y la pena de no poder encajar en ninguna de las dos opciones que
se me dan se hace más evidente a medida que hago más trabajo por contener las
lágrimas dentro de mí. Procedería por
bajarme el casco hasta la mitad de los ojos y fingir que estoy muerto, tomando la posición de un títere abandonado al que le
han descocido el corazón. Mis dos opciones, repasé. Eran miis dos y
bellas escalofriantes celdas permitidas. No puedes escapar de ninguna de ésas
dos prisiones, ni de la de “Matar” ni de la de “Morir”. Era levantarme y defender ésa mancha en el
globo terráqueo que me enseñaron a pronunciar como mi casa. Ésa palabra de letras simples con tres “A” que sobresale
debajo de mi nombre en mi tarjeta de identificación, la que leía cuando no
tenía nada más que mirar camino a la escuela si Michael se enfermaba y me
tocaba ir solo. Era honrar ése país, ésa pequeña colonia de egoístas que se
cuidan los unos a los otros. Ésa jungla que taché de mis lugares favoritos
cuando me mudé, en la que debajo de una piedra está un gusano, y a su lado, mi
papá.
Hoy soy Justin Andrews pero mañana podría ser el sostén de una gris lápida de roca
en el suelo de un sendero seco que nadie nunca visita.
Hoy soy
Justin Andrews, y si éste libro tratara de mí, no lo leería en lo absoluto.
Si se tratara de mí la cuestión, no quisiera que me vieran ni en
fotografías tomando un bolígrafo para comenzar a escribir. Por que hay cosas
que no sé, hay cosas que me faltan.
Michael
no es precisamente “Inteligente”, se trata sólo de la palabra más común y la
que menos temor te genera usar.
Él casi
no aprende cosas, ya lo sabe todo. Y como “todo” no es más ni menos incierto
que el cálculo exacto del infinito, siempre habrá cosas nuevas en el mundo que
no nació sabiendo, sólo por el simple hecho de la aparición de nuevos cambios en el mundo. Por lo tanto, siempre habrá novedades y cambios que tendrá que tragarse,
así lo desee o no. Pero le encanta eso, le encanta aprender. Una vida así de
perfilada parece perfecta y él podría ser la persona más alegre de todos los
universos. La cosa que no le gusta es
que le enseñen, por que piensa que lo están obligando a meterse cosas a la cabeza,
cosas que no le interesan. Pero yo creo que eso es cuestión de que madure. Después de todo, aún
sigue colgando mis zapatos de los cordones al ventilador del techo para que se
me caigan en la cabeza de noche, cuando entro todo somnoliento al cuarto.
Si él
va a aprender una cosa, necesita que ésa cosa lo golpee a él, y no al maestro
para que después le relate como se sintió
el golpe. Eso no le sirve. Aunque no todos los golpes son precisamente
“Cariñosos” y a veces es como azotarte el cráneo contra un vidrio, más aún para
él, siendo así de propenso a dolores de cabeza intensos. Ésos golpes fuertes a
veces le hacen amargar el ánimo como un limón, pero tengo el indicio de que es
masoquista, le gusta aprender cosas – osea, ser golpeado – de todas formas. Por
que cuando aprendes algo nuevo, sientes que subes un escalón más y el
resplandor de la luz te ilumina más fuerte desde arriba; siendo un sangre azul,
adoras ésa sensación.
Sobre el amor, nadie nace sabiéndolo todo, creo que dijo alguien de por
ahí. Annie debe ser un golpe, por eso a Michael le agrada.
La palabra
no es “Inteligente”, es ser sabio.
Y yo no
sé nada, aún no me ha golpeado nada así de fuerte.
–
¡Andrews! – el general quebró el silencio con un grito desafinado -
¡Al fondo!
–
¿Por qué? – ignoré la herida en mi pierna derecha para levantarme –
Estoy bien.
–
No es por estar bien o no. Tienes menos puntería que mi abuela
echándole azúcar al té ¡Al fondo he dicho!
–
Si señor.
Mis
tormentas interiores, nubes oscuras, malas palabras y sensación homicida, daban
vueltas en mi cabeza hasta que me las tragaba; luego procedían a poner mi
estómago de cabeza. No puedes decirle nada a tu general a menos que quieras ser
desterrado del país por el resto de los tiempos; si alguno de los dos llega a
vivir después de la guerra.
Me
coloqué al final de la fila y luego todos volteamos al mismo tiempo para formar
una hilera. Formé un mapa imaginario en mi cabeza y traté de ubicar la mente de
mi hermano.
***
Mentiría
si describiera su caminar como “Firme”. Arrastraba los pies como si hubiera un
par de condenas atadas a cada uno de ellos. El rifle si permanecía por los
aires fijándose en cualquier cosa que pudiera herirlo, cualquier cosa que se
arrastrara, gateara o caminara como el niño rubio de enfrente.
–
¿Tú que haces aquí? – Michael lo interrogó - ¿No puedes dejarme en
paz? ¿Cómo puedo evitar que me traigas a éste lugar todo el tiempo?
–
¿Cómo pretendes controlarme a mí si no puedes ponerte de pie tú mismo?
– el pequeño Ethan pronunció con seriedad.
–
Oye no – se defendió – Yo soy el de las frases raras. No tú. No me
quites mi puesto.
–
No es el único puesto que te quitaré… - rió simpáticamente.
Michael
giró la cabeza drásticamente, dejando que sus rizos danzaran con el viento.
–
¿Qué quieres decir con eso?
–
La razón por la quieres caerte desmayado en el suelo, es por que te
falta azúcar – el niño se levantó – Y no te enojes conmigo, si te imito es por
que quiero ser como tú.
El
cementerio volvió a desaparecer y Michael continuaba en el mismo lugar dónde
había comenzado a soñar despierto.
–
Maldición, maldición ¡Maldición! – dijo, arrojó una piedra con la
fuerza que le quedaba y al perder aquél pequeño equilibrio, se desplomó en el
suelo y cerró los ojos.
***
Sintió
el golpe del agua en la ventana y movió las cortinas. Fue como si las hubiese
dejado cerradas ya que el cielo carecía de luz solar y de desbordaba de nubes
gordas.
“Parece
de noche… ¡Es de noche!” Recordó y se preguntó que tan raro era levantarse
temprano involuntariamente. Al parecer no era tan difícil de explicar. Ethan
estaba sentado a un lado de su cama, alumbrándole la cara con una linterna, ya
vestido, abrigado e impregnando perfume.
–
Vaya, yo lo he olvidado. Tú cumpliste con tu parte – susurró Annie
algo somnolienta.
–
Nunca dudéis de mi – apago la linterna - ¿Dónde has dejado tus
maletas?
–
Detrás de la puerta. Nadie puede enterarse.
–
Lo harán, cuando estemos a millas de aquí – desdobló un papel que
tenía entre sus manos – He hecho una nota para dejarles.
–
¿Qué? ¿Les dirás a dónde vamos?
–
Si no lo hacemos, enviarán a la policía hacia todos lados.
–
Nunca se les ocurrirá ir a Estados Unidos. No dejaré que dejes ésa
carta.
Ethan
la guardó, algo avergonzado por su idea,
su instinto protector muchas veces pasaba del sector de lo ridículo.
Bajaron
las escaleras, sólo con un pequeño bolso cada uno y atravesaron toda la sala
para salir por la puerta de atrás. Los caballos despertaron ante su visita y
relincharon de felicidad y esperanza de un nuevo paseo.
Ethan
se despidió de ellos y fue por su vehículo << No quedaría nada de sus
herraduras si dejo que nos lleven hasta allá>> les dijo tan mansamente a
sus animales para calmarlos. Cuando Annie estiró el primer pie dentro del auto,
comenzó a llover como si el cielo se estuviera despedazando con ganas. Así que se detuvieron frente a la casa para
idear su próximo movimiento.
–
No habrá aviones si el tiempo está así, Ethan.
–
Es sólo agua.
–
Sólo agua y nubes enormes que ciegan a los pilotos. Pilotos que llevan
el mando de los aviones, el único suelo del que dependen nuestras vidas a
partir de que despegamos.
Ethan
hizo caso omiso a todos los comentarios de Annie y se detuvo en el aeropuerto.
Estaba a veinte minutos en auto; lo suficiente para que el agua se detuviera y
comenzara a rodear una manta espesa de neblina. El chico se alegró ante el
hecho y ensanchó su sonrisa.
–
La niebla es como las nubes en esto – dijo Annie – Sólo que las nubes
sirven para cegarte y llover. La niebla sirve exclusivamente para cegarte.
–
¿Quieres ir o no?
–
No quiero que tú vayas. Es decir, es muy amable y eres probablemente
la única persona que me acompañaría a tirarme de un acantilado ¿Pero y si tú te
caes también? ¿Qué tal si te pasa algo o te lastimas?
–
No insistas. Te importa más ése tío que yo, y está bien. Nadie nunca
se preocupó por mí y no tienes que hacerlo tú ahora. Así que… como no me dejes
ir, juro que dejaré de hablarte.
–
¡¿Por qué me haces esto, Ethan?!
–
No tienes por que estar pendiente de mi protección. No eres mi niñera,
y tenemos la misma edad. Mejor siente que soy parte de ti, que mientras tú te
protejas, yo estaré bien.
Annie
entrelazó sus dedos varias veces y los movió con nerviosismo. Apartó la mirada
por la ventanilla del automóvil y de repente los árboles comenzaron a pasar rápidamente.
Ethan volvía a conducir.
–
¿Qué demonios haces? – estaba desconcertada.
–
No voy a esperar a que me respondas. Vamos a perder el vuelo.
–
Éste no es el camino al aeropuerto.
–
Tú no sabes nada sobre España.
–
El recorrido al aeropuerto
hasta tu casa fue el primer camino que tomé cuando llegué y es el que
más conozco ¿Me secuestras Ethan?
Se abría paso entre caminos mojados y senderos de tierra angostos que apenas
notabas por la forestación a su alrededor. De pronto, los edificios casi no se
veían y por sobre la línea del horizonte de la pradera sólo era cielo. Cielo
atestado por nuevas nubes grises e infladas. Cuando no podía dejar de insistir
para que Ethan detuviera el auto, comenzó a surgir algo desde el camino a lo
lejos. Una gran estructura pintada de verde. Y estando más cerca, se podía
divisar lo pequeña que se veía una casa junto a aquél almacén enorme. Imposible
de notar kilómetros atrás.
Ethan
detuvo el vehículo y se quedó allí mismo en su lugar, esperando la reacción de
Annie.
–
¿Cuál es tu problema?
Se bajó
el auto y le abrió la puerta a su acompañante para que lo sugiera. Aún caían
ligeras gotas del cielo que te molestaban lo suficiente como para desear estar
completamente mojado de una vez por todas.
–
De niño siempre quise tener mi propia línea de vuelos. Y como quién
dice cuando sabes que tienes una enfermedad mortal: Vive rápido, muere joven –
se paró delante de todo el lugar.
–
¿Cómo hiciste todo esto?
–
Soy mágico Annie – se detuvo un momento y esperó que sonara creíble,
pero finalmente se rindió – Está bien, solíamos vivir aquí con mis padres hasta
que tuve edad para ir a la escuela, y como podrás notar, por éstos lares no hay
absolutamente nada – lo afirmó con seriedad – Mi papá tenía un avión y su sueño
era ser piloto, pero no lo cumplió y me dijo que lo esperaba de mí. Cuando nos
mudamos a la otra casa en la cuidad de Bilbao le pedí hacer realidad su sueño,
pero tan imposible era, que me regaló un poni como consuelo.
–
Que bello.
–
No es bello cuando eres varón. Se burlan de ti.
–
Pero ahora eres mitad caballo.
–
Si, suelo superarlo todo – se hizo el cabello mojado para atrás – En
fin, el avión está aquí y planeo que podemos usarlo.
Se
dirigieron ambos al gran espacio pintado de verde y después de destrabar varias
marcas de seguridad, Ethan abrió la puerta y dejó relucir el pequeño avión, con
sólo un poco de tierra y alguna falta de pintura.
–
Claro ¿Te perdiste del vuelo? No importa, Ethan tiene un avión en su
cochera.
–
Te he dicho que soy mágico.
Ethan
ayudó a Annie a abordar el avión. Luego de entrar él, se sentó en el asiento
del piloto y se colocó el cinturón.
–
Aguarda… Tú no vas a volarlo, dime que no vas a volarlo – dijo Annie
nerviosa.
–
No, claro que no. Creo que hay algo que debí mencionarte antes de que
me imaginaras bien vestido así de piloto. El avión no funciona.
–
¿Qué?
–
Si, creí que podríamos venir aquí a que las nubes se vallan para poder
volver al aeropuerto.
–
¿Por qué no simplemente volvimos a tu casa?
–
No podemos – rió nerviosamente – Dejé la nota.
–
¿Qué hiciste qué?
–
Lo siento. Ah y nunca me gustaron los aviones, de hecho les tengo
miedo.
Annie
se sentó en una de los asientos del avión roto y dejó descansar su espalda en
él.
–
¿En qué otras cosas me has mentido?
–
Si te digo que tengo una razón para cada mentira ¿Me creerías que no
volverá a pasar?
–
Puedes intentarlo.
–
Vale – se hizo un lugar en el asiento que estaba junto al que ocupaba
Annie – Si te decía que les tengo miedo, nunca me hubieras dejado ir contigo.
La historia de mi padre es cierta, pero nunca pude cumplir su sueño, soy
miedoso de calidad con estas cosas. Te dije que devolví todo cuando subí a un
ascensor ¿Cómo piensas que me siento en un avión de éstos?
–
Dudo si eso es cierto, por que saliste del ascensor totalmente
tranquilo.
–
No me hagas empezar con ya sabes qué – dijo – Era la segunda vez que
me subía.
–
Segundas oportunidades, claro – contestó algo molesta.
Ethan
hechó la mirada al suelo y esperó pacientemente a terminar de ser demacrado.
–
Dime que es la segunda vez que vuelas en avión, por favor, no quiero
andar con el cargo de enfermera cuando termine el viaje – respondió finalmente.
–
¡Gracias! – Ethan sonrió - ¿Significa que me perdonas y me dejarás ir
contigo a pesar de que te dije que era un loco-piloto-de-aviones-rotos?
–
Lo mío era una pregunta.
–
Es la quinta vez. Mi papá volaba conmigo en éste avión de niño.
–
¿No que le tenías miedo?
–
Para que aterrizara, inundaba el avión de lágrimas. No me llevaba con
mi consentimiento exactamente.
Annie
rió y observó por la ventanilla como estaba afuera. La lluvia seguía cayendo
como para asegurarse de regar cada punto seco en la tierra con exactitud y para no dejar a ninguna planta con ganas de beber.
–
¿Sabes? Cuando estoy con una
chica y no sé sobre qué hablar, comenzamos a hacernos preguntas el uno al otro
– Ethan miró de reojo a Annie en su asiento.
–
Bien – Pensó su pregunta por dos segundos - ¿Besaste a mi amiga?
–
¿Angie? Claro que no ¿Eso te dijo?
–
No puedo hacer que no me diga qué es lo que le pasa. Siempre
solucionábamos problemas así con la ayuda de los chicos. Yo sola no puedo.
–
Yo creo que si – miró hacia el techo - ¿Y cuando vas a decirme lo que
quiero saber?
Annie
lo obligó a enfrentarla con su mirada.
–
El tío al que vamos a buscar. Quiero saberlo todo, o al menos algo –
dijo y dejó relucir sus dientes.
–
Cuando lo ves por primera vez piensas “¿Qué demonios le sucede?” Pero
cuando lo conoces y él deja que lo conozcas, las cosas mejoran.
–
Aguarda ¿Él tiene que permitirte conocerlo? ¿Acaso tiene el poder
sobre ti?
–
De hecho si, me controla. Pero jamás se lo dije por que haría bromas
sobre eso – Annie esbozó una leve sonrisa y varias imágenes del pasado cruzaron
por su mente.
–
Cuando hablaron por el móvil no sonaban muy… “Enamorados” – Ethan hizo
las comillas con los dedos.
–
Él quiere mi bien y yo el suyo, a veces los dos juntos no son posibles
y peleamos por ello. Si nos ves caminando por la calle jamás diríamos que
parecemos novios, parecemos más bien dos idiotas tratando de confesar un primer
amor, a pesar de todo el tiempo que ha pasado; siempre es como la primera vez.
–
Le gusta pelear, eso te lo puedo afirmar. La primera vez que me habló
por me mandó a freír espárragos.
–
Se llevarán bien por ser opuestos. A ti te gusta preguntar, a él
responder. Tu eres muy entusiasta y alegre y él… bueno, lo opuesto.
–
¿Y por qué te gusta entonces?
–
No lo sé, no lo entiendo. Él si debe saber.
–
¿Por qué no le preguntas?
–
Lo que ocurre cuando hablas con él, es que siempre te supera. Te gana
tantas veces que te hace quedar como estúpido.
Pero luego lo compensa y te hace olvidar eso.
–
¿Cómo?
–
De muchas formas. Me gusta mucho como habla, las cosas que dice. Su
voz es dulce, tú la escuchaste.
–
Si, terriblemente dulce diciendo “No quiero volver a hablarte, lárgate
sabandija”
–
Él no dice “Sabandija”
–
Quizá exageré un poco, sólo un poco – rió y se encarriló al mismo tema
de nuevo - ¿Te besa?
–
Tan poco que cuando lo hace es especial. Suena totalmente idiota, pero así es.
–
Lamento si le hice creer a tu amiga que me gustaba – dijo, finalmente
e irguió su posición en el asiento del avión – No era mi intención. Casi siento
como si fuera mi hermana mayor molesta.
–
¡No seas así! – Annie no pudo evitar sonreír.
–
Tú vienes a ser la que está detrás del vidrio. Intocable.
Annie
giró la cabeza cual protagonista de una película de terror, horrorizada. Se detuvo exactamente frente a Ethan y esperó
que las cosas se explicaran solas, y vaya que no lo hubiera deseado. El chico
tardó solo segundos en hacer cálculos mentales y en menos de lo que ella
tardaba en parpadear, ya lo tenía encima. La besó ligeramente sobre los labios,
nada profundo ni nada tan íntimo, como alguien asustado de la reacción de su
víctima, o como alguien que besa por primera vez. Ella lo empujó lo suficientemente fuerte como para que sobrepasara el metal del avión. De lo cual que se sintió mal a la hora de regañarlo.
–
¡Annie! – dijo él.
–
¡Ethan!
No
había ningún sonido lo suficientemente distractor como para que él desviara su
mirada, sólo el sonido de la lluvia que relajaba al silencio y que lo llevaría
a besarla otra vez.
–
Ni siquiera lo pienses ¡No te atrevas! – Annie buscaba la razón por
todas partes - ¿Quieres explicarme?
–
Andando, vamos a perder el avión – continuó por salir primero. Annie
se molestó en detenerlo.
–
¿Tienes siquiera una razón para aprobar eso?
–
Y tú ¿Tienes siquiera una razón para negarlo?
–
Me gusta otra persona.
–
Oh, no lo creo – prosiguió por bajar ágilmente de la puerta del avión.
Ethan
tenía los anteojos de sol puestos para lucir un poco más dramático, pero no
despegaba su atención de la autopista nada transitada de aquél domingo. Ella
permanecía aturdida a su lado, avergonzada y desorbitada.
Comenzaba
a observarlo desde el perfil que podía captar estando sentada a su derecha. Ésa
seriedad inquebrantable que usa cuando lo requiere comenzaba a hacer sonar
campanas en su memoria. Esa manía de ejercer acciones sorpresivas, o cometer
actos inesperados, hacía que ésa personalidad se asimilara a otra que ya
conocía, a otra igual de desentendida, suicida y muy complicada.
Es parecido a Michael, pensó y tembló. Es igual a Michael.
En el
beso, la había tomado de las muñecas. Era exactamente el mismo gesto que
caracterizaba a Michael, y ése fue el gancho que la llevó de aquél lado.
Pero
entonces ¿Por qué el destino le decía que lo reemplazara por Ethan?
–
Te amo Annie – articuló mientras volvía el auto a la marcha después de
haberse detenido en su semáforo rojo.
Ahí
está la respuesta. Desenvuelta y atroz. Desmedida y prolija, con tantas ganas
de romper la primera historia que había tardado tanto en ser escrita a dos manos, una sobre la otra, con la misma pluma azul.
–
Yo también Ethan.
***
“No es el único puesto que te quitaré” resonó en su mente y en la mía,
una vez más. Cargué mi rifle con ambas manos y me dirigí al frente de la fila
sin esperar órdenes.
Lamento TANTO la tardanza. Si no pueden comentar, háganlo aquí: http://ask.fm/aceofhearts y escriban lo que quieran C:
La P R E G U N T A del día es:
¿Por qué carajos los capítulos me salen tan cortos?
Okei, eso no.
¿Que se imaginan que pasará cuando MICHAEl y ETHAN se encuentren cara a cara?
Por que tiene que pasar, después de todo, van a buscarlo.
Saludos C:
Ah, y si quieren ayudar a BELIEVE en un concurso, pueden darle un voto aquí: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=499566296729372&set=a.495725760446759.116177.287783197907684&type=1&theater
Sólo hay que darle ME GUSTA a ésa foto.
Se los agradecería.
Ah, y si quieren ayudar a BELIEVE en un concurso, pueden darle un voto aquí: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=499566296729372&set=a.495725760446759.116177.287783197907684&type=1&theater
Sólo hay que darle ME GUSTA a ésa foto.
Se los agradecería.
Okey eso fue tan "Woooow" Qué onda con Annie? xD Y sabes? Algo me dice que Ethan terminará callendome mal, no sé porque ... Bueno pues, ya sabes ¡Me encanta Believe, Adoro tu novela, cómo me gustaría que fuera un libro para poder comprarlo y leerlo cuando quisiera y donde sea (Y no tener que estar cargandoo con la laptop -.-) De la pregunta... Michael le dirá a Ethan "Oye tú Soquete!, (xD) Te dije que no quería verte!!" Ok esp sonó muy Ethan Jajaja Bueno pues, saludos!! :D
ResponderEliminarCon la esperanza de que esta cosa funcione...
ResponderEliminar¡Por el amor de...! ¿Qué demonios pasa con Ethan? ¡Y sobre todo con Annie! Aún así, me encanta, me encanta. Y lo que más adoré en este capítulo fue tu forma de escribir: preciosa. Destaco el párrafo anterior a la respuesta de Annie, que con la maravillosa versión de piano de "Wake me up (...)" me cala todavía más dentro, yo, que digo no estar muy convencida por las cosas románticas. Esta historia es original, y creo que es por eso que lograste engancharme.
Lo de la pregunta... mmm... supongo que Michael lo volverá a enviar a la mierda. Es lo más típico de él.
Por cierto, yo te comenté en ask.fm; no quería revelarme, pero shhh xD
¡Saludos!
Perdon por la tardansa...
ResponderEliminarestubo buenisimo este capitulo!!
es muy intrigante,me encanta jajaja
pobre mike esta solo, mientras tanto
Ethan avansa con annie :D jaja,
aun no puedo creer que se allan dicho que
se aman, eso fue algo chocante jaja.
igual la novela esta muy buena y como
te dije es intrigante :D
sobre tu pregunta, yo pienso que cuando
ellos se encuentren se van a sorprender
mucho por el parecido que tienen,y annie
tambien.
bueno eso era todo :D
Cuidate
Bye.Bye