Capítulo 30: Última razón de vida


-         No veo por qué crees que funcionaría.
-         Annie, soy yo contra el mundo, osea, contra Dylan. Y tengo que hablar de las cosas que me pasan en cuanto a mi desangrado distinguido. Y sólo Angie, Michael y tú lo saben. Sólo que los otros dos no quieren dirigirme la palabra.
-          Pues, el saldo no te durará para siempre.
-          Ni a ti. Tenemos que juntarnos

El tono idealista de Justin se tornaba confuso desde que dejó las bromas y se dedicó al negocio de la seriedad. No podía imaginarme lo que tenía en mente ni en que resultaría. No era ni él ni Hylton, para variar, ni para conseguir la información que quería saber.

-          Escucha – al notar mi silencio detrás del teléfono, prosiguió con detallarme su plan – Conozco una estación de trenes casi sobre la barrera del país. Es en Ontario, en una cuidad llamada Kingston. No necesitamos pasaporte ninguno de los dos por que técnicamente no estamos fuera de ninguno de los dos países. Y aunque sea Canadá, después de las siete, nadie te pedirá ni carné de conducir.
-          No veo por qué eso te afectaría, tú si tienes pasaporte.
-         El guardaespaldas que mamá contrató para seguirme durante mi semana de castigo revisa mis cajones y mochila cada vez que tiene la oportunidad, si ve que salí y que mi pasaporte no está, sé que se dirigirá a llamar a Oxford. Y cuando le respondan, no le dirán nada, porque esto no sale de entre tú y yo; y supongo que no saber de mí le preocuparía. Por eso no debo dejar evidencias de nada y dejar a mi pasaporte intacto y dónde siempre está.

-          ¿Enserio tienes un guardaespaldas?
-          Si, se llama Christopher Hylton, alias “Mi papá”
-         ¿Y por qué estás castigado?
-          Incidente en el laboratorio de la escuela, el primer día de clases. Michael también está castigado y no habla conmigo porque dice que fue mi culpa.
-         ¿Enserio dijo que fue tu culpa?
-          No exactamente. Pero lo pensó; un par de veces y contando. Cada vez se convence más.
-         Entonces... ¿Después de la escuela, en la estación que me enviarás por correo?
-          Ya nos entendemos.
-         Justin.
-          Dime.
-          ¿Por qué hago esto?
-          Porque me quieres – sentí que sonreía del otro lado – Y porque también quieres a Michael y a Angie y no quieres que les pase nada. Por eso ella no debe saber de éste encuentro. Y sobra mencionar que Dylan tampoco.
-         Te veo allá – colgué.
No había hecho planes para mi fin de semana, y mucho menos para ésta misma noche. Tenía todavía una tarde completa para inventar algo que me excusaría de estar ausente después de la clase de Biología. Era un simple elogio a mí misma haber llegado temprano a  para tomar de antemano el último asiento de la sala. Angie jamás se sentaría a mi lado si sabe que estoy allí, era como en el cine, si puede se tomará la primera fila para ella sola; creo que odiaba las multitudes y las grandes cantidades de personas juntas en un espacio pequeño. Si aquello era una enfermedad, no tenía idea de cómo se llamaba, pero los últimos bancos eran un repelente efectivo para quienes piensan de ésa manera. Allí apenas podías concentrarse si ignorabas las cuarenta voces hablándote, actualizándote de chismes, o alguno que otro tratando de ligar contigo. Aunque era cierto, estaba yo corriendo el riesgo de no saber quién iba a sentarse junto a mí, siendo que uno de los más ridículos miedos que tengo es no caerle bien a la gente, incluso aunque no esté interesada en amigarme con nadie. Sin embargo, a veces resulta más terrorífica la idea de que le caigas demasiado bien a cierta persona, o que al menos él lo pretendiera de forma elegante. Me había olvidado de que Dylan siempre llega tarde y que no le quedaría más remedio que ocupar el único lugar vació de toda la sala, junto a mí.
Supongo que era peor estar junto a Angie. La evitaba porque no me contendría las ganas de decirle que me escaparía, o que tuviera apronto el número de la policía en caso de que tardase más de lo que debería tardar en volver, o algo así.
Casi como si hubiera adivinado el futuro, Dylan Blake depositó sus cosas en mi banco compartido y abrió su cuaderno casi sin notarme allí. Qué bien, me dije, Callado se le ve mejor.

-          ¿Sabes? No puedo soportar el hecho de estar callado cuando estoy junto a ti – me dijo.

No, por supuesto que no.

-          ¿Se trata de un cumplido? – me hice la tonta. Solía ser buena en ése papel.

La sirena de una ambulancia dejó destellando de luz verde todo el camino de pavimento que podría verse desde la última ventana del aula. Como la clase estaba siendo tan emocionante, todos los rostros de los estudiantes voltearon hacia aquella escena, incluso algunos se pusieron de pie cuando el maestro se acercó y movió las cortinas. Había parado frente a la escuela.
Seguidamente llegaron los bomberos detrás de la ambulancia – Si, debió ser al revés, pero ya saben, es la vida real – y se detuvieron fugazmente sobre la vereda y comenzaron a desplegar sus mangueras. Tras esto, sonó la alarma contra incendios y todos lo que aún estaban sentados se pararon y comenzaron a correr fuera del salón. Todo estaba ocurriendo al revés y me preguntaba si era otra de ésas coincidencias.
El humo cubría la puerta de atrás, ya no había fuego en lo absoluto. Se trataba de un incendio menor en el laboratorio. Me recordó a lo que Justin me había contado.
Sólo un estudiante tuvo algunas quemaduras graves y por eso estaba la ambulancia ahí. Mi celular vibró de repente; tenía tres llamadas perdidas de un celular que desconocía. Me habían estado llamando desde hace tres segundos antes de ver a la ambulancia. Ignoré el asunto y fui por Angie.
Recordé la hora. La había visto en el celular cuando  hallé las llamadas y faltaban unos cuantos minutos para que la clase se diera por concluida. Así le recé al cielo para que Angie estuviera bien y seguidamente, me dirigí a tomar el tren. Estaba segura de que nadie me había visto salir. Como si alguien hubiera causado el incendio a propósito para ayudarle a mi poca capacidad de inventar excusas a hacer una por demás convincente.
Tarde un tiempo en acomodarme en el asiento y asimilar que todo ya había pasado, y que no pasarían dos catástrofes juntas en la misma noche. No. Aún no había llegado a eso.
No advertí que Angie me llamaría de inmediato y que tenía que ser rápida para sonar segura de lo que le diría.
-         ¡¿Dónde estás?! – estaba desesperada. Lógico.
-          En el hospital – vi un botiquín de primeros auxilios en una de las gavetas del tren y me pareció algo creíble.
-          ¡Cielo santo! ¿Te encuentras bien?
-          No te preocupes, me mareé por aspirar demasiado humo. Creo que sentarme al fondo de la clase no es buena idea cuando tienes que salir corriendo para salvar tu vida.
-          Es como si el destino me lo hubiera dicho y no te lo hubiera advertido. Literalmente. Ahora me siento culpable.
-          ¿Estamos pensando en el mismo destino no? En... el que habla.
-          En el que habla, tiene rizos y se llama Michael. Me dijo que soñó el incendio y quería que estemos a salvo.
-         ¿Por qué a mí no me llamó? – soné un poco infantil.
-          No sé. Me habló cerca de la hora del accidente, no creo que haya tenido tiempo.

No tener tiempo. Vaya ¿Así le dicen ahora?

-         Tengo que colgar. La enfermera se va a encargar de mí.
-          Mejórate.

Quizá estaba siendo paranoica; no entendía por qué no podía culpar a Michael de nada incluso cuando realmente era él el responsable. Podía hacer lo que quería conmigo y eso me resultaba vergonzoso.  Una vez más, levanté la vista del teléfono y me concentré en la canción que pasaban en la radio y en cómo el camino se hacía cada vez más corto.

El viaje pasó más lento de lo que hubiera querido. Que habría sido de mí si no me quedaba dormida un buen rato. Soñaba otra vez con aquél cementerio, tétrico y escalofriante. Pero ahora las lápidas se aplanaron de forma muy extrañas y se pegaron a las colinas como si fuera un camino hecho de piedras grises. Luego, la tierra se despegaba de las colinas para ir hacia arriba, igual que cuando el sol evapora el agua de lluvia del suelo, y algunas rocas se elevaban en conjunto y formaban escaleras.
¿Conducirían al cielo? No lo parecía. Las colinas parecían haberse montado una sobre la otra y si me empeñaba en subir todos los escalones de seguro podría mirar qué se encontraba allí arriba.
Todo comenzaba a tomar forma más armónica. El cielo irradiaba una luz blanca que te impedía verlo fijamente sin que lagrimearas. Los árboles del cementerio eran los mismos y ya no eran del todo aterradores.
No me resistí a dirigirme por las escaleras para divisar a los niños. Estaba casi segura de que andaban por ahí. Es decir, podías quedarte observando el paisaje todo el rato y en cualquier momento podrían aparecer detrás de ti.
Cuando iba ya por el quinto escalón, una sacudida del tren y la cortina en mi cara, impidiéndome respirar me levantó de mi mundo de fantasías y me clavó los pies sobre tierra firme.
Si ése sueño significaba que las cosas mejoraban, bienvenido sea.
Divisé la estación de trenes a lo lejos y a la soledad que irradiaba. Ya nadie tomaba el tren y no había mucha gente conmigo. Incluso dos tipos me siguieron hasta que bajé  y se asustaron cuando estuvieron frente al policía que estaba parado junto a un alce, debajo del farol que irradiaba una cálida franja de luz amarilla.
¿Era eso un policía? ¿Qué onda con el rojo? Navidad ya terminó.
Divisé a Justin dos segundos después de acostumbrarme a de verlo usar ése color por primera vez. Me saludó con cautela sin la alegre sonrisa que solía usar cada vez que me lo encontraba. Llevaba sus anteojos, lo cual llevaba la atención de cualquiera hasta sus impresionantes ojos celestes, y su cabello estaba más largo y despeinado.


-         Lindo uniforme – le dije, sentándome en una mesa doble junto a la ventana, frente a él y a un capuchino de casi diez dólares.
-          Gracias – me contestó con su expresión de Quiero el tuyo, dámelo.
-          ¿Nostalgia?
-         Mucha – bebió de su café – ¿Qué excusa usaste para venir aquí?
-          Larga historia, pero involucra en algo a éste número – le mostré las llamadas perdidas de mi teléfono - ¿Sabes de quién es?
Tomó mi celular entre sus manos e hizo memoria.

-         Mi mamá le compró un celular a Michael. Sabía que gastaría saldo en hablar contigo.

Hablar de eso ahora no gastaría tiempo de forma correcta.

-         Como sea – dijo volviendo al grano – No quiero alarmarte pero – junto sus manos dramáticamente con el sonido de un aplauso – El tiempo se acaba.
-          ¿A qué te refieres por eso?
-         Dylan se está cansando, leo su mente cada mañana y quiere terminar con nosotros de una maldita vez.
-         ¿Cada mañana? Pero él está a quilómetros de aquí.
-         Y a más quilómetros de mi casa, si. Eso no importa, es fácil concentrarme en su mente. Lo encuentro sin problemas al ser mi hermano, lo mismo pasa con Michael.

Me tentó la idea de saber en qué estaba pensando Michael en éste momento, pero me contuve.
Justin rió. Oh no, maldita sea, salte de mi mente.

-          Pensé que su mente sería difícil de leer – dije, tratando de salvarme y de no pensar en nada.
-          No tiene nada que ver – pareció convencido de seguirme el juego – Lo difícil es entenderla. Piensa en muchas cosas a la vez y no puedo procrear lo que va a decir. No sé como él lo hace. Dylan también suele adelantarse a mí siendo que él es el pasado ¡Escucha eso Annie! ¡Soy el presente y me estoy quedando atrás!
-         Tú... – me congelé - ¿Qué es eso del presente?
-          Sabes que leo las mentes, eso me hace conocer el presente oculto en la memoria de cada una de éstas personas. Dylan es el pasado porque conoce todo sobre ti desde la edad que tienes hacia atrás. Y pues, Michael sueña el futuro, queda de más explicarlo.
-          ¿Y dices que ahora te le adelantarás a Dylan? ¿Es así de peligroso?
-          No me preocupa tanto lo mío. No puedo saber su plan porque trata de no pensar en él. Es muy listo. Tanto que da miedo. Pero si algo sé, es que se está centrando en Michael. Lo matará primero, eso es seguro. Lo que me da a mí la gran oportunidad de salvar el día.
-         ¿Y qué haremos?
-          Michael se opondrá a que intervengas, asique es mejor que no sepa nada.

Repasé el plan unas cinco veces en mi cabeza cuando estaba en el tren de regreso. Justin se aseguraría de que así fuera.

Llegando a mi habitación – ignorando lo aburrido que estuvo el viaje, por supuesto – Angie estaba frente al ordenador, abrazando una almohada y llorando. Era otra coincidencia. Estoy segura de que lloraría yo también cuando asimile que Dylan atacará a Michael el día que acordamos en ponernos ágiles. Aún no lo creía, y tardaría en pasar.

-         Annie ¡Estás bien! – corrió a abrazarme. Noté que salía de una sonrisa, así que no lloraba de dolor, sino de felicidad. Quizá nostalgia, estaba bastante contagiosa últimamente.
-          Si... ¿Cómo estar bien de...?
-          El hospital. Creí que te quedarías toda la noche.
-          ¡Ah, si! Pues aquí me tienes – cosa rebelde que haya olvidado defender mi excusa - ¿Qué pasa contigo?
-         ¿Sabes? – se sentó en la cama y encendió una lámpara – Cuando era niña, Michael y yo jugábamos juntos todos los días en mi casa. Yo tenía un oso de peluche color gris que él se había adoptado, cada vez que venía a mi casa, se lo daba como si fuera de él. Lo hacía feliz – bajó la mirada – Jugábamos en la casa de mi muñecas. Ahora entiendo que era cinco años menor que yo y que ésa era la razón de por qué hacía todo lo que le pedía. Mi muñeca se llamaba Annie y jugábamos a que su juguete y el mío estaban enamorados – hizo una leve pausa – No sé, miré fotos viejas y lo recordé. Tenía que contártelo.
-         ¿Estás...hablando enserio?
-          Buenas noches – apagó su luz y se metió entre las sábanas.



Dylan logró encontrarme en el almuerzo mientras Angie estaba en la fila todavía. El sudor le corría por el rostro como solitarias gotas y se sentó del lado de la sombra, pero todavía frente a mí. Estaba un poco caluroso, pero yo soportaba la camisa de mangas largas mientras él apenas llevaba la camiseta del uniforme y la corbata floja. Estaba tenso, lo había notado desde que entró al lugar ya que había perdido la elegancia con la que solía caminar. El calor lo estaba volviendo histérico y era algo que no tenía por qué parecerme extraño.
Dejó caer la bandeja sobre la mesa y se abalanzó la botella de agua, tomando tan rápido que varias gotas se escaparon y mojaron su cara y su camisa. Vaya, no necesitaba un espectáculo tan temprano.

-         ¿Por qué la gente viene a éste lugar? Me estoy cocinando.
-          Estoy segura de que no viniste hasta aquí para decirme esto– debe ser irritante tener cuarenta y cinco grados centígrados en un día dónde hacen otros diecisiete.
-          De hecho no, quiero invitarte a mi casa a cenar.

Traté de no pensar en nada. Aunque Dylan no leyera mentes, se las arreglaría para sacarme información de mi plan con Justin. No es que haya pensado mucho en eso; por que si lo hubiera hecho, ya hubiera entendido que en verdad estábamos en peligro de muerte. Estaba yo, frente al asesino.

-          ¿Habrá adultos cerca? – soné absurda.
-          Mi mamá – dijo y se echó agua en la cara y en el pelo. Parecía estar imitando el numerito de Flashdance. – Es amable.
-          No iré sola a ningún lugar que no conozca.
-         No irás sola. Invité a tus amigos.
-          ¿Alguien aceptó?
-         Justin me dijo que él y Michael irían. Y sobre Angie… aún no le he preguntado. Pero puedo convencerla enseguida.
-          No creo. No después de lo que hiciste.
-         ¡Yo no hice nada! Así era el juego – se levantó antes de que mi amiga arribara a la mesa – Me respondes después.

Justin trataba de salvarnos a todos de Dylan, no era cuerdo que haya aceptado la invitación de Dylan. Me había pasado toda la clase de Química pensando en ello y hasta cuando llegué a mi cuarto y me salteé la clase de educación física. Estaba sola, a Angie le acababa por gusta el voleibol y Mary tenía práctica.
No pareciera que todo encajara como Justin me lo había prometido, así que pensé en llamarlo. Así que cuando súbitamente tomé el teléfono y busqué su nombre en la lista de contactos, comenzó a sonar con su timbre al máximo. Lo cual me obligó a contestar sin importarme quien fuera, sólo para apagar el tedioso ringtone – Después de todo ¿Quién, además de mí, coloca el mismo tono para llamadas y para el despertador? -.

-         Justin, todo está saliendo terriblemente mal y me debes una explicación – me tomé el lujo de hablar primero. Fue un impulso.
-          ¿Qué está saliendo mal y de que explicación me estás hablando?

Se me detuvo el corazón y la tierra pareció dejar de girar y que se puso de cabeza. Sentía que el polo norte y el sur se juntaron para formar una capa congeladora sobre mí para dejarme inmóvil. Tenía que alejarme de ésa costumbre de contestar si saber previamente de dónde proviene la llamada. Y eso que acababa de averiguar de quién era ése número extraño.

-          ¿Hola? – Michael sonaba indignado.
-          Salte de mi cabeza ¿Quieres?

Dejé reposar mi espalda contra la pared y la mano con la que sostenía el teléfono quería caer y dejar en piezas a mi vía comunicatoria. Justin no pudo confiar en peor persona. Pensaba en que tendría que mentir de nuevo y lo único que se me vino a la mente fue el hospital. La última excusa que había usado con Angie.
-         No estoy en tu cabeza.
         Estás en todos lados. Y… no deberías molestar a alguien que…
-          Aquí está lloviendo – dijo, tranquilamente.
-         Bueno pues… - me sentí aliviada al saber que no tenía que mentir. Así que, impulsivamente me dirigí a abrir la puerta y la abrí para comprobar el clima de aquí y comentárselo – Aquí está… - mi última “a” se alargó ante mi sorpresa o repentino congelamiento.

Estaba parado frente a mí, en su uniforme dorado y sosteniendo su celular al oído. Su cabello se le notaba más largo, o era largo el tiempo que no lo veía. Los rizos de su frente tenían más volumen y sus ojos estaban diez veces más relucientes pero se movían demasiado rápido. Estaba inquietado.

-         Aquí estoy – me corrigió.

No supe como arreglar las cosas, así que me ocupé por colgar mi celular y no decir nada.
Me dio un sobre amarillo pálido.

-         ¿Qué es? – dije tomándolo. Él no lo soltó hasta que terminó de hablar.
-          Suelo ser cursi – esbozó una sonrisa, pero agachó la cabeza lo suficiente como para que yo no lo viera – Aún estoy enojado contigo.
-         No hace falta decir que yo también – y era impresionante cómo aún así no me resistía él.
-          No lo abras hasta que me vaya. Me da mucha vergüenza – se refirió al sobre.

Va a matarlo. Las palabras de Justin resonaron en mi mente.
Me dio un escalofrío.

-          Cuando dices “Irte”… ¿Te refieres a…?
-         Vi el futuro… - me interrumpió – Y sé lo que va a pasar en unos días.

Demonios. Justin me dijo que su plan empezaba en UNOS DÍAS también. Ya lo sabe.

-         ¿Sabes que tú vas a…? – se me hizo un nudo en la garganta.
-          ¿Yo? – pareció sorprendido –Yo no, tú.

¿Yo voy a morir? ¡¿Qué esta diciendo?!

-          Creo que no estamos hablando de lo mismo – me dijo.
-          Estoy segura de que no.
-         ¿Qué es lo que sabes? – entrecerró los ojos.
-          Que… ¡Que tú papá va dejarte conducir su auto! – fue lo más estúpido que he inventado en toda mi vida.
-          Un momento ¿Estás jugando a las predicciones… conmigo? – se contuvo de sonreír - ¿No vas a decirme que sabes, verdad?

Y de pronto miró hacia el cielo buscando la respuesta y se volvió tan adorable que quería abrazarlo.

-         ¿Sabes que vas a ir a la casa de Dylan el viernes, verdad? – dije, sin un escudo, totalmente expuesta.
-          Si – respondió para mi sorpresa y la sonrisa se le borró – De eso se trata lo que yo sé sobre el futuro. Yo sé que va a pasar ésa noche de viernes. Se que tú estarás ahí – parecía molesto en lugar de asustado – No puedo creer que me hayas hecho eso… bueno, no puedo creer que lo vayas a hacer.
-         ¿Estás enojándote conmigo por algo que todavía no hice?
-         No, no estoy enojado por eso. Después de todo, no somos nada y tienes derecho a hacer lo que quieras.
-         Michael… se me hace difícil entender esto por qué no sé de qué demonios estás hablando.
-          Vas a besar Dylan y a quedarte completamente enamorada de él el viernes, y me olvidarás. Eso pasará.

Quise reír, pero luego gritar de desconcierto.

-         Eso es completamente ridículo… - me detuve antes de dar justificación alguna. Que él muriera también era ridículo pero sabía que iba a pasar de todas maneras.
-         Tenías que olvidarme, y eso hiciste… Bueno, eso harás.
-          ¿Y eso te pone triste? ¿No es lo que me pediste que hiciera?
-          No el hecho de que me hayas olvidado, sino que no te haya costado nada en hacerlo.

Se soltó del marco de la puerta y comenzó a caminar lentamente fuera del lugar. Conocía el camino y la salida.
Entonces todo giró a más velocidad que nunca y finalmente pude detenerlo todo para ver mejor. Ésa mirada y ése decaimiento mezclado con ira era lo mismo que se presentaba en él cada vez que intentaba suicidarse. Entonces que el viernes se matara solo era un hecho.
Ahora ¿Por qué? Si él soñó que me enamoraba de Dylan – me daba asco de tan sólo pensarlo - ¿Entonces, a qué se debía que esperara dos días más a matarse? ¿Estaba esperando para verlo en directo? ¿Con su sueño no le bastó? Tenía que preguntarle.

-         ¡Oye, Mike!

Se volteó al verme correr hacia él y detuvo el paso.

-          ¿Por qué… por qué hasta ahora sigues vivo? ¿Por qué todos tus intentos suicidas nunca funcionaron?
-          Porque interviniste – me respondió al instante – Eres mi única razón de vida. Y ahora que tienes… digo, que tendrás otro camino. No me queda nada. Y no fracasaré la próxima vez en suicidarme, no te preocupes.
-         Pero… - le tomé del brazo evitando que se vaya – No te hagas nada, estoy comenzando a entender las cosas. Por favor. Todo se solucionará.

Dylan no va a hacerle nada. Él se va matar sólo. Pensé para mis adentros, armando mi teoría. Ahora sólo tenía que impedirlo.

-          Creo haberte dicho una vez que moriría de un suicidio – me dijo.
-         Pero no me dijiste que sería tan pronto – pronuncié con mi entrecortada voz.

Le seguía hablando a él, pero me tenía descifrando a Dylan en mi cabeza. Necesitaba a Justin. Necesitaba hablar con él una vez más antes de que pasara algo. Pero Michael era imposible de retener y no podía dejarlo ir sólo. Era capaz de cualquier cosa.
Pensé en dejarlo con Angie pero la idea huyó de mi cabeza con más del miedo que poseía yo en ése momento.

-          Tengo que irme… - se soltó de mi.
-          ¡No! Sé que tengo que decir algo clave aquí, pero espera. No te hagas nada. Hasta mañana.
-          Okei.
-          Promételo.
-         Lo prometo.

Quise abrazarlo pero me contuve. Luego de que se fue, dejé el sobre encima de mi escritorio y tomé mi teléfono. Busqué el número de Justin de forma histérica y esperé a que ninguna interferencia de larga distancia me impidiera hablar con él.

-         Justin. Dylan no va a matar a Michael.
-          ¡Lo sé! – gritó algo ahogado, se ve que estaba comiendo algo – Escuché su mente todo el tiempo. Se va a matar solo.
-         ¡Si! – grité de felicidad y luego me pregunté por qué. Me había emocionado que comenzara a descubrir el misterio - ¿Pero entonces…? – una nueva duda se apoderó de mí - ¿Pero entonces que tiene Dylan que ver en todo esto?
-          Él causa la acción que hace que Michael quiera matarse por que pierda su razón de vida – se escuchó que anotaba las cosas en un papel y trataba de resolverlas, disparaba flechas a cada una de las esquinas – Dylan debe hacer algo el viernes que… Oh por dios.
-         ¡¿Qué?! – me puse nerviosa.
-         Dylan no puede matarnos por él mismo, pero puede incitarnos a matarnos, sé que eso hará con Michael.
-         ¿Y si tanto los odia… por qué rayos no los mata de un tiro? Sin ofender.
-          Claro – tragó saliva – El otro día lo escuché pensar en su plan y sabe que ésos cinco años de desgracias que obtendrá si nos mata él son terribles. Su padre los vivió.
-          ¿Y por qué su padre…?
-          Creo que… - suspiró – Que mi padre desapareciera mágicamente tiene algo que ver con ello.
-         Su padre es un asesino – no me contuve de decir eso.
-          Ya lo veo más claro. Él le tiene terror a ésas desgracias. Se la ahorrará y hará nuestras muertes más dramáticas. Creo que eligió a Michael primero por que está más deprimido.
-          ¿Qué tiene que ver que esté deprimido?
-         Bien, si está deprimido tiene menos razones para vivir. Dylan se va a deshacer de la última.
-          Él dijo que soy la última razón que tiene para vivir.

Justin calló de repente.

-         Justin…

Aguardó en silencio.

-         ¡Justin!
-          Dylan no va a matar a Michael, Annie. Te va a matar a ti.

Ignoré lo que dijo.

-         ¿Entonces por qué Michael soñó que me enamoraba de Dylan?
-          Dylan saboteó sus sueños para que creyera que era algo más suave.
-         Pero le rogué a Michael que no se matara, iba a hacerlo mañana o incluso ahora mismo… - me quedé con el teléfono en la mano.


-          Annie…

Oh no. Se fue sólo.

Tomé el más abrigado de mis sacos y salí corriendo de la escuela. La lluvia se había trasladado aquí y los faroles de la calle estaban algo defectuosos y no iluminaban bien. Escuché los gritos de Justin que aún provenían de mi teléfono. Hundí mi mano en mi bolsillo y puse el auricular en mi oído.

-         ¿Qué estás haciendo? – me gritó.
-         Busco a Michael. Estoy segura de que va a matarse ahora, no llegará a Canadá.
-         Estás loca. No corre ningún riesgo hasta mañana.
-          Una ayudita – le rogué – Su mente.

Tardó un minuto en contestar.

-          Tiene una pistola en el bolsillo derecho de su saco. Se va a disparar en el último vagón.
-         Lo sabía – comencé a correr hasta la estación de trenes. Veía que, el que estaba allí parado ya estaba echando humo con las ruedas, listo para partir.

Sino no entro a ése tren, Michael simplemente morirá.

Había dos taxis parados en mi camino y uno aceleró casi sacándome de la ruta, pero el suelo mojado hizo que resbalara de forma positiva hacia las luces de otro auto para que me vieran y no me atropellaran. De relleno estaban dos patrullas cerca de la estación, pero estaban completamente vacías.
Había una fina calle de adoquines alrededor de la estación y mojadas eran más resbalosos que un patinaje sobre hielo cristal. Me tropecé una sola vez y me sentí alegrada de pisar el suelo de madera de la entrada del lugar. La puerta era pesada y me costó mucho abrirla y pasar hacia el otro lado. Conjuntamente un trueno fuerte y poderoso apagó todas las luces del lugar y me hallé rodeada de gritos desafinados y cargados de desesperación.
Volví a empujar la puerta y rodeé el lugar, metiendo mis zapatos en más de un charco de agua y caminando entre el césped que me llegaba hasta la altura de la cintura. La oscuridad no lo hacía más grato ni más fácil.
De un manotazo alcancé una de las columnas de madera que sostenían el pequeño tejado que había afuera y se rompió. Me dejó caer y darme un fuerte golpe en al espalda y en mi cabeza. No advertí que tenía varías heridas en mi pierna de ramas filosas que había entre los arbustos. La luz seguía apagada pero el tren no parecía estar esperando a que se encendiera.
Logré incorporarme lo más rápido que pude, el reloj marcaba los últimos segundos para las doce; las luces de pronto se encendieron y el tren avanzó pocos centímetros rápidamente. Había una cuerda colgada del último vagón y pensé en alcanzarla, pero mi mano la rozó y la potencia del vapor me echó hacia atrás.
No podía perder ése tren. Así que corrí con el corazón en al boca, doblándome el pie cada vez que pisaba mal una de las viguetas y quitándome el cabello de la cara.
Recuerdo que me entró tierra en los ojos cuando el tren aceleró a una gran velocidad y no pude ni sentir la textura de la cuerda nunca más.
Respiré histéricamente rápido hasta que recuperé mi ritmo normal y rompí en llanto silencioso. Mis rodillas se doblaron y comencé a sentir el dolor de las heridas que hasta ahora había estado ignorando. Eran más de las que recordaba. Quedé desplomada en el suelo más tiempo del que me tomaría ponerme de mí. Las lágrimas terminaron de barrer con cada mota de tierra en mis ojos y dejé de sentir los sonidos a mí alrededor.
Mi espalda se doblaba ya que estaba encima de una gran roca o algo así. Cuando mis manos detuvieron un poco el dolor de las raspaduras y astillas en las palmas, pude sentir que aún estaba sobre las vías del tren y sentía el ruido de otro viniendo detrás de mí.
No me levanté, no quería hacerlo. Si había algo que compartía con él, era que le devolvía el sentimiento y era mi única razón de vida.
¿Dylan pudo haberlo hecho de forma menos dolorosa? ¿Tenía algo que ver? Parece que no hubiera intervenido en nada. Parece como si fuera cosa de él y yo. Y que terminar con su vida merecía pena de muerte para mí.  Después de todo sí era mi culpa, como él lo había dicho una vez.
Sentí una de las últimas brisas sobre las gotas de lluvia, y de repente dejé de sentirlo todo.

Viernes… Que manera de adelantarme a los hechos. Apenas hoy era miércoles.


Y éste fue el sobre amarillo pálido que se voló de mi escritorio por dejar la puerta abierta.
Aquí está la carta que jamás leí. Fue escrita seis días antes de que comenzaran las clases y nos conociéramos. Fue cuando me soñó.

Annie:

Tengo los mil y un momentos de la vida para dedicarme a confesar cosas a las personas. Tal parece que el que habla en mi cabeza se empeña en hacerme recordar la más profunda confesión, que por más que ya esté a la luz, resplandece demasiado. Tanto que les causa ceguera al resto del mundo.
Ahora lo siguiente… que me arreste la sociedad de idiotas que les ponen nombres a las cosas pero les debo decir que su trabajo es absurdo. Arruinaron años y años de felicidad y de vida sin complicaciones ¡Las palabras lo hacen todo más difícil! ¿No lo crees? Se malentienden, se usan de mala manera, para causar daño y hasta para mentir. Es la salvación de la gente de cartón que se empeña en ser maldita. Dime ¿Qué es de ellos sin las mentiras? Los ojos de las personas dicen otras cosas ¿Para que hablar? ¿Para qué mentir?
Odio a las palabras.
Por eso prefiero callar, a veces. Guardármelas. ¡Mira, todavía si uso una en forma incorrecta!
Y así es como cuido qué decirte y qué no. Aunque eso no significa que te estoy ocultando algo. ¿Ya vez? Éste es un perfecto ejemplo de algo que quise decir y que se puede interpretar de una forma errónea.
Ahora bien, éste es el momento en el que dejo de ser la víctima. Las palabras también sirven para sanar o para demostrar cariño… o eso me dijeron.
Quizá yo no sé usarlas. Y si usas algo y no sabes cómo, seguro lo harás mal.
Por eso, cuando te conozca y te hable y te diga cosas, sabes que van enserio. Cuidaré  mucho lo que te vaya a decir. 
¡Pero qué…! La necesidad de palabras es tan urgente en el mundo de ahora. Y eso es tan cierto como mi fobia ante la sangre.
Discutiremos mucho cuando te conozca, así que pensé en escribirte para bajar un poco la intensidad. No te gusta que te griten, y además creo que se me hará adictivo escribir cartas a personas que aún no conozco.

Perdón por la carta, no sé hacerlas, no se usar las palabras que quiero y apenas me estoy acostumbrando. Lo digo enserio, el principio de lo que escribí parece una queja para la sociedad inventora de las palabras cuando en verdad te estaba hablando a ti.
Y no digas que no soy romántico por que sabré cuando hacerle caso a tus palabras y cuando a tus ojos.
Te lo digo, Te amo, en el idioma que quieras. Pero te gustará mi idioma de las no palabras.
Como ya dije, no juego con palabras.

Todo lo daría por ti, y lo sabes.
(Hasta bañarme en sangre, aunque ojalá nunca me lo pidas)



Te amo, y te vuelvo a amar. Hasta el más profundo de los siempres.



Michael
El enemigo de las palabras.



***


EL PRÓXIMO CAPÍTULO  ES EL ÚLTIMO
¿Entienden? OSEA D8 No me lo puedo creer que publiqué toda ésta novela sin querer cancelarla - Me pasó, pero me contuve - 
Siento lo corto que resultó este cap D8
Es que lo armé de muchas cosas que tenía hechas y pensé que se alargaría todavía más.

Y para compensar que haya sido tan corto, les dejo una foto de lo que sería el sueño de Annie para... no sé, una ayuda a la imaginación.



¿Bonito lugar, no? Quién venga a mi país, que se lo hago visitar 8D

Gracias por los comentarios ^^
Sigan haciéndolo 


9 comentarios:

  1. :OOOOOOOO whoooo!!! Este cap esta... mas que sensacional, no se ni que decir, Mike se matara D8 T_T Ojala que no, y si ._. es el ultimo cap D8 bueno de la primera temporada menos mal xd Y para mi si fue corto xd es que me gusta tanto que lo veo corto xd la carta de Mike es tan x_x mi parte favorita fue: "Todo lo daría por ti, y lo sabes.
    (Hasta bañarme en sangre, aunque ojalá nunca me lo pidas)



    Te amo, y te vuelvo a amar. Hasta el más profundo de los siempres.



    Michael
    El enemigo de las palabras." :') de verdad que eres increíble! Gracias por esta magnifica historia, de verdad gracias! (Y sabes, odio a Dylan -.-' a pesar de que esta lindo ><', estoy como Angie xdd)

    ResponderEliminar
  2. Ahh y el lugar esta super lindo ^^ ojala pueda ir a tu pais y visitar ese hermoso lugar algun dia :DD Besos y buenas noches! ^^

    ResponderEliminar
  3. KATI, TE VOY A DEMANDAR! POR TU CULPA Y POR LA DE MICHAEL NO PUDE ALMORZAR EN PAZ, ES ENSERIO DDDDDD8, bueh, ya kajkajskask es que, el impacto, el impacto xD

    Te felicito, me hiciste brincar en la silla, ¡Lo haces todo jodidamente perfecto! me volveré más loca con esta historia, enserio, la amo, la quiero imprimir y tenerla bajo mi colchón, la quiero morder (?), okno, eso último no xD La sencilla razón de mi euforia es que no se como explicarte todo lo que sentí DD8

    Ay mierda, no hay nada más tierno que lo que confesó Angie y lo del peluche ajkllakjak XD

    Te amo Kat, y te demandaré (?), nah, ya, felicidades, esta historia es una de las mejores, MENOSMALQUENOLACANCELASTE :B

    Sigue así, me matarás de un paro cardíaco Cx

    Graciaaaaaaaaaaaaaaaaas por el capi, sos una capa XD

    ResponderEliminar
  4. O.O Sabes? mientras leía tu novela, como que vivía el momento o podía verlo frente a los personajes :D

    Wow! LA MEjOR NOVELA QUE HE LEIDO!♥
    DIOS DIOS! es Fantastica!
    Sali temprano de la escuela solo para leerlo XD estaba muy emocionada
    y si que valió la pena dejar a mi profesor hablando...

    MICHAEL MICHAEL♥ Dios! eres una genia , Ame la carta que le mando a Annie!
    _________

    - ¡Justin!
    –Dylan no va a matar a Michael, Annie. Te va a matar a ti.

    ESA PARTE! Me quede en Shock! casi caigo de la silla!

    AME EL CAPITULO!♥ GRACIAS ENSERIO ME ALEGRASTE AUN MAS! :D
    Espero el Ultimo capitulo con ansias (:
    Psdta: Porfavor con el ultimo capitulo has que muera de un paro cardiaco si? xD'

    Besos,Bye♥

    ResponderEliminar
  5. *-* Que genial estuvo el capitulo, ¿enserio ya casi se acaba Believe? ¡¿TAN PRONTO?! ¡Whooo! Recuerdo cuando la lei por primera vez, enserio me gusto, y este capitulo tambien, bueno ¿que capitulo de tu novela no estuvo Awesome? espero leerte pronto bye:)

    ResponderEliminar
  6. Tengo que decirte que en todo el
    tiempo que tarde en leer este
    capitulo tube el corazon en la
    boca apunto de salirse,Fue como
    si yo estubiera viviendo cada
    momento,fue muy emocionante el
    capitulo,y un poco feo en el sentido
    del saber que ya se termina la
    historia...
    Y aun no caigo en la idea de que solo
    falta un capitulo :/ ...

    Quede un poco confundida con lo que paso
    con mike,con annie, pero supongo que
    tendre que esperar aver que pasa en el
    ultimo capitulo,y debo confesar que estoy
    terriblemente anciosa,pero no importa me
    tendre que aguantar la desesperacion jeje...

    Se que ya no queda nada mas por decir
    de tu nove,porque la verdad las chicas
    que escribieron antes que yo agotaron
    todas esas pocas posibilidades que
    quedaban pero aun asi me arriesgo a
    repetir lo ya dicho, tan solo porque
    es la simple y pura verdad.
    *Me siento en la necesidad
    de recordarte que Beliebe
    es una novela tan unica e
    inolvidable que aunque pase
    el tiempo nos seguiremos
    acordando de ella...
    *En cada capitulo lograste
    que la persona atras de la
    pantalla no se despegara de
    ella ni siquiera para ir al
    baño(te lo digo porq me paso)
    *Cuando alguien te diga que sos
    buena escribiendo pegale por
    mentiroso y por no saver distinguir
    lo bueno de lo exelente...
    Ya te habia dicho lo buena escritora
    que sos y te lo voy a seguir repitiendo
    hasta que me canse,y si eso pasa tendre
    que descansar y luego volver a repetirtelo
    denuevo y asi sucesibamente... =D

    Bueno de lo que me canse ahora es de escribir asi que
    me voy a descansar y esto es lo ultimo que te escribo
    por hoy =D ... Nos leemos Luego jejeeje =D

    Cuidate.Mucha_Suerte
    Bye.Bye

    YO* Cielo...

    ResponderEliminar
  7. T-T hermoso, simplemente hermoso....
    NO M DEJES CON LA INTRIGA MUJER xDDDD
    Siguelaaaaaaa xfa plissssss ^o^

    ResponderEliminar
  8. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO NOOOOOO CARAJO NO OH POR DIOS NOOOOOO *avienta la computadora por la ventana y se azota contra la mesa* aksgfdfghjkaldhgfghslsjdhdjksdh

    Michael es un idiota, en serio, osea, pedazo de idiota D: y no me importa que le haya dado a Annie la super carta que deberia ganar un premio porque es muy romántica (a su modo claro) pero kajshasjaj pedazo de imbécil ;---; pero bueno u_u sé que publicaras PRONTO y todo el mundo va a ser feliz, ¿verdad? kahsja

    Y que bueno que no cancelaste esto, porque en serio, es una historia muy buena, y el capitulo final sera mejor y la secuela de Justin también y así :3

    La de Justin tiene que ser la mejor, osea... team Justin all the way (? xd

    Lo estas haciendo bien, Kati, muy bien (?)

    xo

    ResponderEliminar
  9. Voy a contarte una cosa, aquí, en España, cuando dan una buena película en la televisión y la cadena entra en anuncios, suelen pasar como más de 30 minutos a que vuelva a comenzar la película. Bien, entonces comencé a leer el último cap que me faltaba de esta novela, tú novela. Y cuando acabé de leerlo todo los anuncios ya habían terminado y la película ya estaba casi a punto de acabar...Con esto te quiero decir que se me pasó el tiempo volando leyendo la novela y que tengo los pelos de punta XD
    Continua con esta nove porque con este capítulo has conseguido que tenga ese nudo en la garganta que te deja pensando en la historia y supongo que te lleva a imaginarte como puede continuar...pero la escritora eres tú así que SUBE PRONTO D: esperaré, pero no me puedes tener así, no nos puedes tener así Katy!! jajajajajajajaja
    Besos y abrazos ♥

    ResponderEliminar