Capítulo 29: Espíritu Golden Bridge


– No puede ser nada más que eso – oí que Michael decía con el teléfono en la mano, la mañana siguiente.

Me había percatado de que Angie ya se había levantado y de que yo estaba sola en la habitación para huéspedes.
Encontré el baño a cuestas. Me lavé la cara y traté de domar a mi cabello. Abajo, Angie y Michael estaban discutiendo y cuando cayeron en cuenta de que yo estaba allí, sólo intercambiaron un par de miradas y frases al azar.

        No creo que haya algo malo en ti, claro sin contar todo lo demás – dijo Angie mirándome de reojo pero hablándole a Michael.
        ¿Demás? – él levantó el tubo del teléfono fijo que colgado en la pared y amenazó con marcar la primera tecla.
        ¿Qué hacen? ¿Dónde está Justin? – dije. Mi voz estaba ronca.
        Fue por… cosas – me dijo Angie – Harán una fiesta y Michael quiere invitar a Dylan.
        Si, mañana Justin cumple años. Y piensa que está envejeciendo y dice que quiere entrar en descontrol al menos una noche de su vida. Le dije que era un loco y me dijo que soy amargado y aburrido. Entonces acepté que hiciera su estúpida fiesta.
        ¿Y qué con Dylan? – pregunté, siendo ésa la verdadera pregunta a la que quería que me respondieran.
        Ah, eso es… - Michael pensó su respuesta – Creo que ha estado haciéndome brujerías o jugando conmigo ¿Recuerdas como me puse ayer? Yo no recuerdo nada, pero Angie acaba de contármelo todo y es ridículo e inusual. Hasta soñé con mi sobrino ¡Mi reloj interno está desequilibrado! Ayer soñé algo que pasará en años y ésta noche soñé lo que pasará en pocos días. Está todo de cabeza, mezclado y confuso.
        ¿Tu sobrino? – Justin acababa de entrar por la puerta con una bolsa de supermercado.
        Si, te dije… mi sobrino.
        Tú no tienes hermanos – respondió, quitándose su abrigo.
        ¿Y tú qué rayos eres? ¿Te olvidas de Susie? – Michael marcó el número y se puso el tubo en el oído.
        Que gracioso. Tú, Susie y yo somos hermanos, pero ninguno de los tres compartimos padre o madre. No sé a qué sobrino podrías referirte.
        Tú tienes una hermana.
        ¿Miley? – dijo, con cara de desgano al tener que recordarla – Bah. No está aquí ¡¿Por qué la tienes que traer mencionándola?!... ¿A quién le llamas?
        A Dylan – Michael jugaba con el cable del teléfono.
        Ajá, también ¿Y a ése por qué lo traes?
        Pues alégrense – Dijo, colgando el teléfono, molesto por haber esperado tanto – No contesta.
        Envíale un texto – Angie arrojó su celular para que Michael lo atrapara en el aire.

Le envié una de mis peores miradas a Angie. La tomé del brazo cuando los chicos no miraban y la llevé al pasillo para poder hablar. Después de todo ¿Cómo apoyar la estúpida idea de Michael de todos modos?

        Es que… hace mucho tiempo que no lo veo – me dijo y bajó la mirada.
        ¿Qué acaso planeas andar con Justin y Dylan al mismo tiempo?
        ¿Alguna vez te dije que Justin salía conmigo? ¿Por qué sacas ésas conclusiones? – se encaminó de nuevo en  la cocina dejándome frente a la nada.

Michael y Justin no dejaban de concentrar sus mentes en el celular y en la comida cuando Angie hizo ruido al entrar de nuevo. Justin le dio, algo así como una señal, a Michael, y se sentaron en la mesa. Jus me señaló un asiento y seguí sus instrucciones hasta que quedamos los cuatro enfrentados, rodeando al rectángulo de madera, cada uno en su silla. Podía atrapar la tensión con la mano.

        ¿Qué pasa? ¿Qué es esto? – Angie vio a ambos lados, como si estuviera por cruzar una calle.
        Ésta es nuestra última noche, solos, en la casa. Luego vendrán papá y mamá…

Michael interrumpió a Justin con una mirada tan hallada en preguntas que lo hizo dejar de hablar.

        Bueno, tú papá y mi mamá – se corrigió - … Y luego, me dijeron que nos volveremos a ver en navidad… pero más allá de eso… no más. Es decir, vuelven a Oxford y nosotros no. Así que pienso que…
        Al grano Justin – dijo Michael.
        Cállate que tú eres el primero al que quiero hablarle – dijo, seriamente – Michael, no quiero que arruines mi fiesta.

Angie y yo comenzamos a reír con ganas.

        Ustedes dos, tampoco – volvía a decir Justin y proseguimos con callarnos – Todos son demasiado… bien portados, que podrían hacer que…
        Podríamos evitar que incendies la casa, por ejemplo. Nunca sobran las personas responsables  – se anticipó Angie – Y además no conozco a nadie aquí en estado de descontrol. Ni siquiera a Michael, y eso, me asusta.
        ¿Ni siquiera a Michael?
        No… una vez se alcoholizó, pero no lo noté tanto porque yo también lo estaba.

Reí dentro de mí. Si Angie, lo sé. Michael me lo contó, pero prometí que no te lo diría.

        Y más tú Annie – escuché que dijo Justin cuando salí de mis pensamientos.
        ¿Yo? – dije, ofendida.
        Si. Eres más inocente que un ángel ¿Alguna vez has bebido?
        Pues…

Michael disimuló una pequeña risita que me molestó bastante.

        Si. De hecho, pero sé controlarme – terminé mi respuesta.

Justin comenzó a reír y a aplaudir. Angie también pareció molestarse y se levantó de la mesa conmigo, tomando ambas bufandas y saliendo al balcón. Las risas de los chicos seguían oyéndose muy por debajo.
Dejé mis brazos en la baranda y observé el paisaje. La nieve y el sol formaban el equilibrio perfecto. El color madera del suelo del balcón me recordaba a unos árboles que había visto en el camino aquí. Una pequeña astilla se había clavado en mi piel y me esmeré en quitármela mientras Angie me hablaba.

        Sé cómo debes sentirte – me dijo ella – Era esperable que Justin se riera de tu comportamiento, pero Michael… se supone que…
        No se supone nada. No puedes esperar nada de ellos. Nunca eres lo suficientemente buena – dije a medida que mi enojo contra los chicos y contra la astilla se hacía más fuerte.
        Oh si. Pero estoy segura que extrañarían a las antiguas nosotras – dijo, formando una sonrisa en sus labios.

Dejé de pelear con la astilla y la observé. Dime más.

        Ésta noche, no seremos nosotras… ¿Entiendes? – me sonrió, ahora, de manera oficial – Espero y verán si ésa conducta es la que ellos quieren.
        ¿Y si de verdad la quieren?
        Conozco a Michael. Si él quisiera salir con una cualquiera, lo haría. Pero no, sale contigo.
        No sale conmigo – la corregí, frunciendo el ceño.
         Pues querrá hacerlo después de ésta noche ¿Qué dices? Es sólo una broma que les haremos por haberse reído de nosotras.
        No se rieron de ti.
        Tal vez, pero me molestó igual o más que tú. Estamos en esto juntas ¿Qué dices?
        No lo sé
        ¡Anda!
        Bien, pero… - dije aturdida – Sólo si me prometes que no te meterás con Dylan por nada del mundo.

Quedó en silencio sin saber que decirme.

        ¡Angie!
        ¡Bien, no lo haré!

Rompimos fila – como dicen en la escuela militar – y volvimos adentro. Allí nos esperaban dos miradas confusas y arrepentidas que esperaban nuestras disculpas. Angie y yo resistimos para no volver a tocar el tema y desayunamos en silencio sepulcral.
Pasamos la tarde en la cuidad, comprando porquerías para la fiesta y ayudando a traerlas desde al auto a la casa. Justin subía una caja muy pesada de una punta, y Michael de la otra. Permanecían en silencio por que Angie iba delante de ellos. Así que solté la caja que estaba llevando y corrí escaleras arriba hasta llegar con ella.

        No lo hagas tan evidente – le dije – Recuerda que somos nosotras dos, humanos normales, contra ellos.
        ¿De que hablas? Hasta ahora no he dicho nada.
        Justin puede estar leyendo tu mente en cualquier momento, y me doy cuenta de que lo hace cuando se queda callado. Mantén tu mente en blanco, no pienses en el plan. No pienses en nada.

Volví a mi puesto de trabajo y Angie se aisló del mundo con sus auriculares, pensando que escuchando música se concentraría en una canción y no en nuestra broma. Al parecer estaba funcionando, ya que Justin no volvió a mirarle en lo que bajábamos las cosas.
En la sala de estar había un lindo reproductor de música con parlantes bastantes grandes. Los bajos se escuchaban bien, así que el sonido era como en el cine. Pusimos uno de los tantos CDs que grababa Justin de internet.

        ¿Dylan ha contestado? – preguntó Michael, minutos antes de que comenzaran a llegar los invitados.

Angie fingió estar tan metida en la música, que hasta salió bailando mientras llevaba los refrescos a la mesa.

        ¿Quiénes van a venir? – le pregunté a Justin en lo que terminaba de decorar su pastel con crema blanca.
        Unos amigos de la antigua escuela, algunos primos y… - se metió una cucharada cargada de crema a la boca – Dios, merezco un  óscar a la cocina.
        ¿De Oxford, nadie?
        Les dije que vinieran, pero vamos Annie. No creo que quieran pagar un pasaje a Canadá sólo por una pequeña fiesta.
        ¿Llamas a esto “Pequeño”? – le dije señalando a todas las personas que andaban en la casa, de un lado a otro.

Cuando volví a la sala, Angie y Michael estaban parados junto a la mesa de las bebidas. Un primo de Justin, Amir, estaba encargado de preparar los tragos y de cambiar los CDs del reproductor al mismo tiempo. Llegué justo a tiempo para la tercera guerra mundial desatada entre dos soldados.

        Daiquiri – pidió Angie.
        Sidra – agregó Michael.

Angie le lanzó una mirada desafiante a su compañero y cambió su pedido.

        Mejor dame un Brandy.
        Y a mí… tequila – Michael no perdería su lugar en el juego. Yo me estaba preguntando si éste era el primer trago que pedían.
        Vodka – volvió a entrar Angie.
        Ron – él la observó con una mirada de superioridad.

En que se metió… ¡¿En qué me metí?! Procedería a decirle a Angie que no quería ni empezar con ésta broma.

        No te tomarás eso.
        ¿Ah, quieres ver? – Michael estaba apunto de inclinar el vaso.
        Pero antes… - Angie cambió su pedido una vez más – Quiero ése que es verde.
        Yo quiero el rojo – se adelantó su acompañante.
        Ahora se me antoja el azul.
        El negro.
        Eso es Coca-Cola – respondió Amir.
        Pues dame Coca-Cola – dijo él.
        Yo quiero Sprite – Angie quería ganar a toda costa.
        ¡Y yo limonada! – Michael levantó su mano lo más alto que pudo.
        Dame agua – Angie pronunció su última oferta con suma calma y sonriendo, sabiendo que era insuperable.
        Revancha – pidió Michael frunciendo el ceño pero conteniendo una sonrisa.

Volví a llevarme a Angie de allí. Ella se rió de mi expresión que dejó en mi cara la “pelea” que estaban teniendo. Solté un gran suspiro al entender que se trataba de un juego y de que no estaban ebrios en lo absoluto. Me relajé un par de segundos y salimos al balcón para charlar más a gusto. Justin se cruzó con más comida y bailando al mismo tiempo que sonaba el timbre. Angie se quedó “encerrada” entre un montón de chicos guapos, así que fui yo quién se acercó a abrir la puerta.
No me había percatado de lo tarde que era para que llegara alguien más. Abrí la puerta, cubriéndome la boca y la nariz con la bufanda y un viento frío congeló mi frente y todo lo que quedaba de mi rostro expuesto.
Entró si previo consentimiento mío, y aunque ésa no fuera mi casa, me molestó. Quizá mi amargura  se debía a la sola presencia de su persona y de la única cosa que tenía de lindo, sus ojos azules. Ésa silueta frente a mí ya me causaba una cierta negación a seguir estando allí parada y me obligó a hablar con el peor humor de los mil infiernos juntos.

        Vaya, cuando las cosas no podían ponerse peor… - le dije a Dylan cuando acababa de quitarse su abrigo.
        Angie me envió un texto.
        Angie no te… - fui interrumpida por el acto de presencia de la persona mencionada.
        ¡Dylan! – ella se soltó a abrazarlo

Diablos.
Supongo que no tenía que molestar pero tenía que estar al tanto de que a Angie no le pasara nada malo. Caminé entre la gente esperando encontrar a uno de los chicos, aún sobrio – aunque fuera mucho pedir – y que pudiera echar a Dylan para que todo vuelva a su nivel de “normalidad”. Cuando divisé a Michael inmediatamente pensé que no lo necesitaba, sino que yo podía echar a Dylan por mis propios medios y volví a buscarlo a él con Angie.
No pude encontrarlos ni llamándolos a gritos. La gente parecía seguir en su mismo lugar, moviéndose pero sin trasladarse. El espacio en dónde estaban, estaba vacio y mis ojos voltearon escaleras arriba por alguna clase de instinto intuitivo. Cuando estaba comenzando a oír voces arriba, una mano me detuvo y me obligó a bajar por lo menos dos escalones, contra mi voluntad.
Mi piel ya era un termómetro acostumbrado a ésa clase de temperatura. Era Michael.

        ¿Ya vas a irte a dormir? – me preguntó - ¿No te diviertes?
        Me duele la cabeza – mentí. Poniendo a Dylan y a Angie bajo mi responsabilidad aunque Michael fuera quién lo trajo a la fiesta. Los había dejado solos y ahora todo corría por mi cuenta.

Angie me estaba haciendo señas entre la multitud que estaba abajo. Desde las escaleras era mucho más fácil verla. Estaba sola.

        Llegó Dylan – me lavé las manos.
        ¿Ah sí? ¿Dónde está? – preguntó Michael.
        No sé, Angie y yo lo recibimos pero supongo que se…
        ¿Oyes eso? – me interrumpió y prosiguió corriendo escaleras arriba.

Dentro de la habitación de los chicos no había nadie, ni en la de sus padres. El piso de arriba estaba totalmente vacio, y no puedo culpar a mi subconsciente de que oigo voces raras porque él también las escuchó.
Dylan apareció con un vaso de Vodka detrás de nosotros.

        ¿Qué estás haciendo? – inquirió Michael, algo sobresaltado y sin soltarme del brazo.
        Hola, Hyls ¿Cómo te va? A mí bien, gracias – Dylan armó una conversación falsa, como si estuviera frente a una descortesía.
        Tengo que hablar contigo – le habló a él, pero me echó a mí con la mirada.
        ¿Por qué no puedo quedarme? – le dije, imponiendo mi propia justicia.
        No debe ser “Apto para todo público” – bromeó Dylan, esperando a que me riera o algo por el estilo.
        Para que lo sepas, soy un año mayor que tú – le dije – Ya sé que tienes un año menos y que también mientes sobre tu edad.
        Si, pero mentalmente eres más pequeña. Muy pequeña – cambió su mirada a una que siempre odié.

Me solté de Michael y me crucé de brazos de la forma más infantil que pude.

        Annie…

Bajé las escaleras sin chistar en busca de Angie, por más interesante que se me hiciera escuchar una pelea entre una mente como la de Michael y una como la de Dylan.
Seguramente no entendería nada de lo que fueran a decirse.

        Así que… No vuelves a Oxford – comenzó a hablar, bebiendo de su vaso.
        No es eso de lo que quiero hablarte – Michael bajó la retaguardia - ¿Qué has estado haciendo en mí?
        ¿Es increíble no? – sonrió - Y eso que tú aún no puedes ver el futuro sin estar dormido – fingió una mirada inocente mientras volvía a prenderse de su bebida.
        ¿Y qué tengo que hacer para que dejes de hacerlo? ¿Matarte?
        Si me matas, tendrás cinco años de desgracias ¿Qué aún no lo has aprendido?
        ¿Es la única razón por la que estoy vivo aún? ¿Eh, Dylan?

Por un momento creí que Michael había confundido a Dylan, pero aunque así fuera, éste no lo demostraría de ninguna manera. Volteó señalándome con los ojos. Estaba escondida detrás de la pared.

        Ustedes, salgan de ahí – ordenó, chasqueando sus dedos una vez.

Angie y Justin salieron detrás de mí. Estábamos estupefactos. Habíamos estado espiándolos como si no tuviéramos otras cosas que hacer.  Dylan cambió su expresión de enojo por una de tranquilidad, calma y desconfianza. Dejó su vaso, que por cierto estaba casi lleno, sobre una mesita cerca de la ventana y se volvió a reunir con nosotros. Casi hipnotizó a Angie con el movimiento de sus ojos antes de centrarse en el tema.

        Vamos ¿Me seguirían a cualquier lado? – dijo bajando las escaleras – Pueden venir todos, así se aseguran de que no los morderé.
        ¿Cómo saber si no tienes a unos cuantos tipos malos allá afuera para golpearnos y matarnos? – agregó Justin, saliendo de la casa y dándole una seña a Amir para que se encargase de todo.
        ¿Por qué creen que quiero matarlos? – inquirió Dylan, casi arrancándose el cabello de lo harto que estaba de que lo trataran como un psicópata.
        Si te deshaces de nosotros, no quedaría nadie que pudiera matarte y entonces serías inmortal para siempre – concluyó Michael, asegurándose que yo quedara detrás de su espalda.

A Dylan se le cerraron los ojos a la mitad, y creo que lo hizo tan rápido que fui yo la única que lo notó.

        Eso es estúpido. No voy a matarlos – su rostro se cubrió de un tinte sincero - ¿Estabas bromeando, verdad Michael? – comenzó a reír.

Si Dylan los matase, sufriría cinco años de desgracias por cada uno – pensé. Debe querer ahorrarse eso. Pero no sé cómo. Incitándolos a morir, a matarse o a convertirlos en suicidas. Eso coincide con el comportamiento de Michael.

        Sí, claro – Justin se contagió de la risa de Dylan y siguieron caminando - ¿Y a dónde vamos?

Caminamos un buen momento por las calles de Canadá y terminamos en una pequeña cuadra que daba a una gran barranca que terminaba en un río. De noche, parecía un pantano tenebroso y sombrío. Habíamos pasado ése lugar de día. Ésta misma mañana, cuando íbamos por las cosas para la fiesta, lo habíamos visto por la ventanilla y hasta Angie le había tomado una foto.
Yo, por mi parte, jamás confiaría en Dylan. Me estaba volviendo peor que Michael. Una vez que llegamos, nos detuvimos en la orilla del agua. No había nadie ni a mil kilómetros a la redonda. Dylan sacó de su mochila, una botella de vidrio.

        ¿Vamos a jugar a la botella? – preguntó Michael arqueando una ceja.
        Así es. Combinado con verdad o consecuencia.
        Pudimos habernos quedado en mi casa – agregó Justin.
        Aquí es más divertido. Siéntense. Con esto nos conoceremos más.

Un cierto tono de confianza nos inundó los oídos y nos obligó a sentarnos en el suelo. Dylan giró la botella y tras dar varias vueltas, volvió a su misma posición. Volvió a girarla y apuntó a Justin.

        ¿Ahora tengo que besarlo? – preguntó Justin, asqueado.
        Si te toca un chico, debes responder a una pregunta con la verdad. Si te toca una chica, debes besarla en la mejilla – explicó Dylan – Ahora puedes hacerme una pregunta.

Michael sonrió internamente y le pasó ideas de preguntas a Justin que podría hacerle, a través de su mente.

        ¿Tus padres, que con ellos? – dijo, al final.

Dylan rió.

        Vaya, tiene filo tu espada. Pensé que me preguntarías que chica me gusta o algo.
        ¿Se puede cambiar la pregunta por esa? – Angie levantó la mano, pero los chicos la ignoraron.
        Bueno – Dylan entrelazó los dedos de sus propias manos – Ambos están vivos. Vivo con mi madre, mi padre trabaja en el extranjero y no lo he visto desde los siete años.

Angie tenía ganas de llorar. La codeé. Era su turno.
Giró la botella y ésta apuntó a Michael. Ella tuvo que acercarse y besarlo en la mejilla y así lo hizo. Ahora era su turno.
Michael le dio vueltas al objeto mencionado y apuntó a Dylan. Estaba permitido preguntarle lo que sea. Éste era un momento que de veras deseaba presenciar.

        Tu sangre ¿Desde cuándo? ¿Me entiendes verdad?
        Son dos preguntas, pero… - Dylan aceptó contestar – Lo descubrí a los quince años, cuando me enamoré. Normalmente descubres que tu sangre es azul cuando encuentras ése propósito en tu vida. Por que cuando eres niño, eres nada más que eso. Estás viviendo para ser simplemente un niño. Pero cuando eres adolescente, las cosas cambian y encuentras tu propósito.
        ¿Y por qué mi madre se convirtió en esto cuando ya era adulta? – Michael se estaba interesando.
        Ya pasó tu turno. Dale a Annie la botella.

Me pasó el mando con la curiosidad aún puesta en su mirada. Dylan rió.

        Bien, te la contestaré fuera del juego – dijo – Nuestros padres lo obtuvieron en la adultez por un tema de… ¿Secuencias? Nosotros existimos desde hace mucho tiempo, quizá incluso mucho antes que ellas – me señaló a Angie y a mí – nuestros padres en la adultez. A nosotros nos toca la adolescencia, a nuestros hijos les tocará la niñez.
        ¿Y a nuestros nietos? – quiso saber.

Dylan rió de manera casi simpática.

        Adultez otra vez. A menos que los tiempos cambien, pero esa es la secuencia.

Giré la botella rápidamente y apuntó hacia Michael. Me acerqué para besarle en la mejilla, lo cual me causó una breve tintura roja en mis mejillas.
La botella volvió a Justin y le tocó hacerle una pregunta a Michael.

        ¿Por qué me molestas? – dijo Justin con el ceño fruncido de manera simpáticamente infantil.
        Porque hablas dormido y me despiertas de mis sueños futurísticos.
        ¡No puedo creer que le preguntaras eso! – se quejó Angie.
        Leo su mente, se todo sobre él ¡¿Qué podría preguntarle?! – rió Justin – Está bien… la cambiaré… - bajó su cabeza y pensó un buen rato - ¿Por qué eres tan feo?

Michael le lazó una rama. Justin comenzó a reírse como loco en lo que Dylan volvía a girar la botella. Le tocó besar a Angie. Noté el brillo de ilusión y un suspiro propio de cuento de hadas departe de mi amiga. Cuando a ella le tocó hacer rodar el envase vacio de Coca-Cola, volvió a caer en Dylan. Cuando ella se acercó a su mejilla, Dylan se apartó rápidamente.

        Cuando te toca dos veces con la misma persona, es un beso en los labios – dijo.

Justin se levantó con los puños cerrados.

        Ésas son las re… - Dylan no terminó de hablar porque Angie lo besó en los labios.
        ¡Angie! – grité.

Ella se separó y se puso de pie al instante. Justin resbaló un par de veces tratando de correr hacia Dylan hasta abalanzarse sobre él para atacarlo. Michael se puso entre ellos y recibió el golpe de Justin.
Lo sabía, lo sabía. Sabía que si venía Dylan iba a pasar algo como esto.

        ¡No me golpees a mí, idiota! – Michael quiso ahorcar a Justin.
        ¡Angie estás loca! – le grité – Lo prometiste…
        Yo… - Angie se encerró en el círculo.
        ¡¿Cómo rayos te atreves a besarlo?! – Justin estaba destruido.
        ¿No te he dicho que él es malo? – Michael se acerca a Angie y la toma de los hombros - ¡¿No te he dicho que él es malo?! – le repite, histérico y sacudiéndola.
        ¡La lastimas! – le quito las manos de Michael de encima - ¡Deja a Angie! ¡Tú fuiste quién trajo a Dylan!
        Te pedí que te fueras – me contestó él - ¡Pero no! ¡Te quedaste ahí y los trajiste a ellos para que nos espiaran también! – estaba furioso.
        ¡Ella no trajo a nadie! – Justin se interpuso – Yo entré porque quería decirle a Angie que… - se le quebró la voz.

Todos quedamos en silencio, adivinando el fin de la oración de Justin en nuestras mentes. Le insistí a Angie que hiciera algo para consolarlo, pero en cuanto se acercó, él se alejó un paso atrás y contuvo una lágrima bien cargada en su párpado inferior. Los ojos le brillaban de la tristeza a kilómetros de distancia, así que se volteó. Justin no estaba hecho para llorar.

        Tenías que ser lo último que me tenía que salir mal – pronunció con lo que quedaba de su voz y se alejó hasta la casa.

Oímos hasta sus pasos más ligeros a unos cuantos metros de nosotros. Michael se volteó para vernos una vez más.

        Qué vergüenza… - dijo. Me harté.
        ¡¿Cuándo rayos vas a admitir que fue tu culpa?! – le dije – No debiste traerlo a él en primer lugar.
        ¡Te dije que te fueras y no me hiciste caso!
        ¡Chicos! – Angie nos tomó las manos a ambos – No peleen. La segunda peor cosa que puedo causar es que se separen, y ya he cometido la primera.
        Preocúpate por Justin – Michael recuperó su mano con un movimiento brusco y caminó en dirección contraria.
        ¡¿Y ahora cómo volveremos a casa?! – grité pero Michael no se volteó - ¡Eres un egoísta! ¡Un idiota! ¡Quién te necesita!
        ¡Piérdanse, las dos! – dijo, sin dejar de caminar.

Angie estaba sentada en el suelo con la mirada perdida, llorando y temblando del frío. Me echó su mirada de compasión, pero aún seguía molesta con ella. Dylan se arrodilló frente a ella para verla mejor y luego me miró a mí.

        Puedo llevarlas a casa si quieren – nos dijo.
        Gracias – acepté.
        Voy por el auto – salió corriendo a un estacionamiento cercano.

Volví a ver a Angie, su maquillaje dibujaba perfectamente sus lágrimas negras debajo de su antes-perfecto delineado. No me quedaba mejor opción que dejar que Dylan nos llevase de regreso. Una estupidez más no pondría peor a las cosas.

        No sabía que a Justin le importase tanto – me dijo.
        Me lo prometiste. Eso es lo que me entristece más – respondí.
        No creo que Dylan sea tan malo… pero aún así lo siento Annie. Lo siento mucho.

Le di la mano para que se levantara y ayudarla a entrar al auto de Dylan.

        No puedo enojarme contigo – le dije, gracias a mi estúpida e ilimitada sensibilidad, soltando algunas lágrimas solitarias por mis mejillas – Pero debes hacer algo.
        Gracias – me abrazó – Justin lo entenderá… algún día. Me disculparé. No te preocupes.
Formé una sonrisa hasta dónde pude con los músculos de mi cara desganados. Angie apartó un mechón de mi cabello y lo puso detrás de mi oreja.

        ¿Sabes que no sólo herí a Justin verdad? – me dijo después de unos minutos de viaje. Dylan iba callado, con los auriculares puestos a tal volumen que podía oír la canción  que escuchaba desde el asiento de atrás – El tono de voz de Mike terminó con todos los parches que tenía hasta entonces tu corazón y no paró hasta romperlos. O alguna de éstas frases raras diría él en éste momento.
        Nah – traté de aparentar que no me pasaba nada – Él habla bonito – bajé la mirada a mis manos frías.
        Lo siento. Con lo que les ha costado tanto estar juntos – me dice – Lo amas tanto que volveré a verlos felices en poco tiempo, y si eso requiere mi ayuda de alguna forma, estaré allí. Te debo demasiado.
        Tranquila. He cometido locuras peores.

Tras estar al borde del amanecer, llegamos a la entrada de nuestra cuidad y nos detuvimos en su letrero de bienvenida. Dylan apartó de sí a sus audífonos y nos dirigió la mirada.

        ¿Hacia dónde? – nos preguntó.

Angie me rogó no ir a su casa, su padre estaba ahí y es un detective en pinta; sabe cuando ella ha estado llorando y de seguro la interrogará. Ella, después de todo, le había dicho que estaría en mi casa el fin de semana.
Pero tampoco podíamos ir a la mía; quedaba del otro lado de la cuidad, pero era mi padre la verdadera razón por la que no quería aparecerme por ahí.
No tuve otra opción y le di a Dylan la dirección de la casa de mi hermano. Llegamos después de veinte minutos, cuándo el sol ya comenzaba a quemar, a pesar del frío.
Despedimos a Dylan desde la puerta, y ésta se abrió dos segundos después.

        ¿Anita? ¿Por qué no estás en la escuela? – dijo David, despeinado, en pijama y frotándose uno de sus ojos.
        Son vacaciones David – le respondí, quitándome los zapatos al entrar.
        Yo que sé. Desde que terminé la secundaria, todos mis días son parecidos… - notó que tenía compañía – Ah, hola ¿Eres Angie?
        Así es. Un gusto David. Tienes bonitos ojos.
        Lo sé, todo el mundo lo dice – sonrió – Lamento mi look, acaban de despertarme – me fulminó con la mirada a mí y seguidamente volteó hacia la ventana, recordando al auto que me había traído - ¿Así que ése es Michael Hylton?
        No, es Dylan… ¿Oye, como sabes quién es Michael Hylton? – le pregunté.
        Es obvio, es tu novio. Lo vi en la página de Oxford. Saliste de reina en la primavera con él. No soy idiota Annie.
        No es mi novio… - y si lo era, ya lo perdí.
        Les haré un café ¿Por cuanto tiempo se quedan? – adivinó por qué no había ido a la casa de mi padre todavía.



***

Despegando sus ojos por completo y frente al espejo, Justin cambió los contactos de llamadas rápidas y puso primero a  Michael en el lugar de Angie. Se arregló la corbata sin acostumbrarse a su color aún y se terminó de colocar un cinturón en sus pantalones nuevos. El dorado no le asentaba del todo mal. El escudo de su saco le era totalmente desconocido, pero totalmente nuevo en su pecho y en el país completo. La escuela Golden Brigde acababa de ser inaugurada, y esperaba a sus estudiantes para convertirlos en genios absolutos y para comenzar a escribir historia en el libro de Canadá. Su teléfono le vibró en su bolsillo y contestó sin ver quién llamaba.

        ¿Nos iremos en alce, o qué? No me acostumbro a esto – le dijo la voz que lo llamaba detrás de él y resonando en el parlante de su celular.
        Nos gastes saldo en estupideces – le dijo Justin, volteándose y terminando la llamada – Agradece que mamá te compró un celular.
        Quiere comprarme a mí – respondió Michael – Y odio éste uniforme.
        Te queda mejor que a mí… debe ser por tu morenidad.
        Cállate. El color salmón de Oxford me quedaba mejor – salió de la habitación, colgándose su mochila al hombro.

        ¿Dices que tendremos que hacer el recorrido casa-escuela/escuela-casa todos los benditos días? – se quejó Michael mientras caminaban fuera de la casa.

        No es un internado ¿Pues, que esperabas? – Justin terminó de cerrar la puerta, guardó la llave en su bolsillo y corrió para alcanzar a su hermano - ¿Tienes frio?

        Si claro – Michael desprendió los botones de su saco dorado. Ése calor interno ya comenzaba a molestarlo. Sólo salían abrigados para que la madre de Justin no sospechara de nada.

        Verdad que es molesto – Justin se quitó la bufanda y los guantes y los guardó dentro de su mochila. Al quitárselos, su mente le obligó a repasar recuerdos de la última vez que los había usado. Aquella solitaria y fría última navidad.

        ¿Has hablado con….?

        No – interrumpió Justin. Ya desanimado – Por el amor de la crema de fresa, recordé que tienes que hablarme de Ethan.

        Ya te dije que no. Ni siquiera me gusta su nombre disque canadiense.

        ¿Pero siquiera sabes por qué lo soñaste ése día? ¿El mismo día que decías estar en un cementerio y hablabas despierto?

        Recuerdo el sueño. Pero no creo que tenga nada que ver conmigo – miró a Justin – Después de todo, es tu…

        Ya sé, ya sé. Agh, ya llegamos a la escuela ¿Traes el frasco con tu sangre?

        No me arrancaste el brazo con una aguja de dos kilómetros de grosor para que me lo olvidara. No te dediques a la enfermería.

Tienes la increíble capacidad de exagerarlo todo - Justin lo fulminó con una mirada de enojo fingido.

        Feo – terminó de decirle Michael.
        Seré feo – declaró Justin – pero sé cocinar – recibió una bola de nieve en la cara y ésta se le derritió – Me vengaré, Hylton.

Michael se adelantó a la sala del director para preguntar dónde quedaba el laboratorio y lo supo dos segundos después. Tuvieron que permanecer normales en la primera clase, que casualmente, era de Química. El profesor se presentó y resaltó a los dos nuevos estudiantes. Uno de ellos, del país limítrofe.
Michael se tapó la cara con el libro para que no lo vean.

        Sólo te preguntó como te llamas – le dijo Justin, quien estaba sentado junto a él.
        Odio que me pregunten como me llamo.

El profesor ya se había adelantado a arrebatarle el libro y enfrentarlo.

        Justin Andrews y él es mi hermano Michael.
        Era todo lo que quería saber – dijo, volviendo al pizarrón – Las muestras de laboratorio aún están deshabilitadas y no me lo dijo nadie – le habló a todos los otros estudiantes – Y mi objetivo es que vieran glóbulos rojos en el microscopio. Así que si no les importa aportar una gota de sangre para observarla y escribir sus características.
        Debe ser una broma – dijo Michael, pensando que se había vuelto loco.
        ¿Algún problema joven Andrews? – el profesor se acercó a verlo por segunda vez.
        Soy Hylton. Él es Andrews – respondió.
        Pensé que eran hermanos.
        ¿Acaso nos parecemos? Son coincidencias de la vida.
        No me interesa. Ahora pínchate el dedo y observa una gota de sangre.

“No sería necesario”  leyó Justin de su mente “Tengo todo un tubo lleno de sangre en mi mochila”

        No.
        ¿Por qué no? – inquirió el profesor.
        Soy anémico –  respondió – Tengo que cuidar mi sangre.
        Y yo no tengo puesta la anti tectónica. Si me inserto ésa aguja toda llena de gérmenes, podría morir – se justificó Justin.

Otro alumno de más atrás se paró de su asiento.

        ¡Además un maestro no puede obligarnos a hacer práctica son sangre! – dijo el mismo.
        ¡Si! – gritaron todos.
        ¡Cualquiera de estos zánganos podría contagiarme de sida! – terminó.

Todos los alumnos lo miraron con expresión asesina y seguidamente sonó la campana. Michael y Justin se quedaron parados frente al letrero de DESHABILITADO colgado en la puerta del laboratorio. Se infiltraron de alguna manera – pidiéndole la llave al conserje que no sabe nada sobre las salas escolares, por ejemplo – y encendieron una de las luces que estaban al fondo del lugar. Justin comenzó a verter el líquido sobre otro recipiente y procedió a ponerlo sobre un calentador, para comprobar el punto de ebullición de la sangre. Michael dejó caer su cabeza sobre la mesa, maldiciendo a los pensamientos de la última noche que no lo habían dejado dormir.  Recordó como Justin le estaba explicando cómo hallar datos sobre la consistencia de la sangre cuando su vista comenzó a nublarse y a oscurecerse por completo. Los párpados le pesaban como si tuviera tres kilos de hierro sobre cada uno de ellos. Se sumergió en completo sueño luego de varios segundos y despertó en lo que parecía la misma habitación, pero con las luces sin encender. Justin ya se había ido. Gracias a su poca habilidad para ver en la oscuridad, chocó con un par de objetos antes de salir y se encontró con un largo pasillo que llevaba a algo parecido como un balcón enorme con una escalera de hierro. Por fuera, se trataba de un edificio de cómo diez mil pisos – si, Michael no ha cambiado, tiende a exagerar – y al llegar a la parte más alta, el viento arrasaba rápidamente con las antenas y letreros de otros edificios. Se tuvo que esconder detrás de un gran barrote de hierro para que una sombrilla de la tienda de helados que volaba por los aires no le arrancara la cabeza. Cuando salió, una silueta se destacaba de entre las luces parpadeantes de los edificios cuyas chispas saltaban en forma de fuegos artificiales debido a los corto-circuitos que causaban los cables al estirarse y romperse por la intensidad de la tormenta. Se volteó.
Dylan se le acercó hasta pocos centímetros de él y le habló claramente. Le dijo que no interferiría, que no sería un estorbo para él y le clavó un cuchillo cerca del estómago. Michael no gritó, sólo abrió demasiado fuerte sus ojos y viró sus pupilas hacia el cielo. Sus rodillas se doblaron y cayó tratando de sostenerse de la corbata azul que Dylan tenía puesta. Sintió el mango del cuchillo bajo sus dedos y se lo arrancó como pudo. Sus manos le temblaban, pero pudo ponerse de pie y sostener aquél cuchillo con su mano izquierda y observarlo bien. Ya lo había sostenido antes, aquella otra noche, en el cementerio, cuando procedía a caminar entre los niños. Era, quizá, también su sangre. Parte de ella. Pero no estaba seguro de qué significaba.
Dylan dio un  paso atrás en lo que Michael le apuntaba con el cuchillo. Lo mataría. Ni mil años de desgracias podrían ser peores a sufrir una desgracia mental contra ése tipo.
Cierto tipo de calidez se posó sobre su brazo con el que sujetaba el cuchillo y le incitaba a bajarlo. Cuando se volteó a ver de quién se trataba, una puerta se le cerró de frente provocando un ruido bastante fuerte.
Levantó su cabeza de la mesa del laboratorio al mismo tiempo que Justin se quitaba sus anteojos y dejaba que el frasco de sangre se rompiera al caer el suelo.


        ¿Qué están haciendo aquí? – preguntó la silueta del profesor que abría la puerta.

Tras terminar de oír los retos del director, Michael se acercó a la ventana tras oír pisadas de alguien.

        Creo que es Santa Claus – dijo él.
        Muévete – Justin lo empujó – No es Santa Claus, es un policía. Se visten de rojo.
        Pero tiene un reno – se justificó Michael.
         Si, es un alce. Y eso qué.
        Los van a escoltar hasta su casa. Entrar en propiedad privada es un delito – continuó el director.
        ¿No puede darnos un castigo más normal? ¿Cómo dos horas de detención o limpiar borradores después de clase? Odio esta escuela.

Camino a casa, Michael dirigió la mirada hacia atrás, no podía creerlo.

        Estoy caminando a casa, delante de dos tipos con renos, vestidos de rojo – se repetía a sí mismo.
        Ése director es un idiota. Jamás me habían hecho esto ¡Es ridículo!
        No te preocupes por eso. Él mismo dijo que tendría que ir a limpiar él por que el conserje ya había cumplido su turno. En cuando toque mi sangre, morirá. Mañana no tendremos clases por duelo. Podremos andar en bicicleta.
        ¿Fue eso lo que soñaste en lo que dormías en el laboratorio?
        No hables tan fuerte, los ayudantes de Santa te escucharán. Pero últimamente tengo sueños raros. Se supone que tengo que ver realidad en ellos.
        ¿Cómo sabes si son realidad o no?
        Nunca terminan.
        La realidad tampoco termina. Debe ser más hermana de la fantasía de lo que tu crees.
        Tú y yo somos hermanos. La realidad y la fantasía, también. Es como si fuéramos una gran familia.
        Sacando al bastardo de Dylan, si – Justin apretó los puños.
        Ahora lo odias – Michael se paró enfrente de él y sonrió.
        Matémoslo – dijo Justin. Michael se sorprendió - … en el básquetbol.
        Él no juega.
        Si, entró en el equipo. Hablé con Annie y… - Justin calló.
        ¿Hablaste con Annie? – levantó una ceja.
        Si… es que nada de eso fue culpa de ella, entonces…
        Dices que no crees en lo que yo digo. Eso es lo que dices – interrumpió – Bien. Sal con ella, no me importa – se adelantó y cruzó la calle corriendo. Un auto se detuvo para no arrollarlo y un policía cabalgó detrás de él - ¡Y dile a ése estúpido alce que deje de seguirme!

Justin suspiró y se iluminó la pantalla de su teléfono, cuando lo sacó, comenzó a avecinarse una tormenta, con un viento terrible. Tan fuerte, que los letreros de los edificios comenzaron a volar…




Lamento la tardanza :B Agradezco todos los comentarios lindos que dejaron ^^ Sigan así. Recuerden que si tienen alguna pregunta sobre la historia, pueden hacerla haciendo click aquí.

Chao, den sus opiniones
¿Saben que son los últimos capítulos? Significa que se biene algo interesante :D

8 comentarios:

  1. o__o no se ni que decir!!! Whoooo!! T__T Annie y Michael están peleados otra vez ><' Justin con Angie, Dylan molestando otra vez ¬¬' *-* esta geniaal! Continuala pronto por fiis! >< y morí con lo de: los ayudantes de Santa xDDD y no puedo creer que Angie besara a Dylan ._. se que es lindo *-* pero ><' nahh! Dios *-* estoy re impactada! Ya quiero saber que pasara en los proximos cap!Y T__T Son los ultimos cap!!! T___T Cuando voy a extrañar esperar a que publiques un cap :/ pero bueeh *-* te felicito! Eres una genial escritora! Tienes que hacer un libro xD

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  2. ¿LOS ÚLTIMOS CAPÍTULOS? ¿EN SERIO? QUE CARAJO PASA CONTIGO OMG, NOOOOOOOOOOOOOOOO MAVSJAGFSAKHGDAJS

    Okay ya, concentrémonos en el capitulo que si fue largo y eso es lindo :3

    Odio a Dylan, en serio, es odioso (y no es lindo, ah) y siempre tiene que arruinar todo.

    " - Sacando al bastardo de Dylan, si – Justin apretó los puños." A Justin si lo amo para que veas y él si es lindo :3 xdd y eso de que el director morirá lo dijo tan quitado de la pena y fue, hasta cierto punto, sádico que me encanto xd

    Y ya no se me ocurre decir nada más porque no supero que son los últimos capítulos y eso me deprime. En serio, esta novela no debería de terminar nunca (?)

    xo

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  3. Son los últimos capítulos T__T eso me pone triste quisiera que esta novela durara mas pero bueno. Déjame decirte que eres una gran escritora y admiro mucho tu nove es tan diferente a las demás y eso la hace tan especial.Espero que publiques pronto :D

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  4. O.O s...son los ultimos cap ?? T-T nooooo, amo esta nove, me encanta y cualkier cosa k veo k m recuerd a el hablo sobre ello xDDD.
    Amo tu novela ^o^ no sabes caunto es genial, gracias a ella me inspire en la k ahora es mi novela ''Butterflies...'', solo tengo 2 caps xDDD va muy despacito ^o^ (( si t interesa entra aki:http://butterflies-volandohaciatucorazon.blogspot.com.es/ ))
    Bueno vamos al grano xDD k amo tu novela, y k m entristece muchiiiiiisiiiimo k s este terminando T-T, pero bueno, no imorta lo volvere a leer cuando lo acabes xDDD. Siguela plissss y no te demores mucho ;DD eres la mejor.
    Besitos <3 Miimii

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  5. UyhiAJHKAJ., NO TE LA PINCHES MAMES, NO SE PUEDE TERMINAR AÚN ;W; en fin, si así lo decides... xD ¿Sabes algo? Michael me enoja, confunde, y enamora a la vez, pinshi tarado xD

    Dejando eso de parte, ¿sabes algo? adore que fuese largo, pero siento al mismo tiempo que está muy corto, me gustó mucho. La idea de Angie siempre me pareció mala desde el principio, y acabar en los labios de Dylan... coño, creo que se pasó de inmadura, si yo hubiese sido Annie la hubiese golpeado. En fin, es su asunto, ¿o no?. Por otra parte, Michael es tan terco, e infantil que podría morderle las mejillas (?)

    Me encanta esta historia, nunca te esperas lo que sucederá después, es impredecible, ¡Me fascina!. Gracias por escribirla, y no olvides que yo seré quien la lleve al cine o a la TV XD

    Te quiero <3

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  6. Hola lo siento por comentar tan tarde...se me fue el internet xD'
    COMO! WTF? OMG! los ultimos capitulo? ENCERIO? o es una pequeña joda nada mas? xD'
    Annie y Michael pelearon de nuevo.... Angie y Justin Tambien...
    y como siempre Dylan ....jodiendo ¬¬
    Angie se paso....como pudo besar a Dylan ....se lo prometio a Annie
    y de que iba a comenzar como una buena fiesta en casa , termino en una seria pelea en la calle.
    Nueva escuela?! O.O
    DIOS ESTA BUENISIMA! PORFAVOR SIGUELA PRONTO! esperare el proximo capitulo con ansias! :D
    Psdta: Que fue eso del terrible viento? porque ocurrio eso?

    Besos,Bye

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  7. Creo que ya no me
    queda mas que decir
    que no sea lo mismo
    que dijeron las chicas
    que escribieron antes
    que yo... La novela
    es INCREIBEMENTE GENIAL
    y este capitulo fue
    WoW impactante,
    el mejor...

    Deverdad son los ultimos
    capitulos??? habra segunda
    temporada de Believe???...

    Si termina pronto seria
    una pena por que esta nove
    es IRREMPLASABLE,la
    extrañaremos... :D

    Y tambien dejame decirte
    que eres una gran escritora
    y para mi es un orgullo que
    alguien de mi edad escriba
    tan bien como vos :D segui
    asi!!!! ....

    Bueno eso era todo. :D
    Cuidate. Suerte
    Bey.Bey

    YO* Cielo :D

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  8. Carajo, hace mucho que no comentaba ._.
    BUEN CAPITULO! :DD y lo mejor es que esta largo...
    Jaja "Porque eres tan feo?" te pasaste con eso, se me hizo un nudo en la garganta por aguantarme la risa (Si, bueno... Son las 3:00 am y todos duermen)
    No sé porque pero ahora me gusta Dylan
    es que esta tan sexy y malvado el desgraciado
    Michael debería cambiar, digo, DEJA LA AMARGURA HOMBRE! aún eres joven lol


    PD: No había comentado porque... No fue porque no quisiera es por otras razones :_

    Vny S (Para que sepas que soy yo (?)

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