Capítulo 23: "Empújame"


"H" I love you to the moon and back

- Just me, Annie Wilson



Si le pusiera un título a todos los días de mi vida, éste definitivamente se llamaría “Éxito”. Por que parecía que todo lo existente y lo inexistente estaba de mi lado para hacerle creer a Michael que matarse no solucionaría nada.
No recuerdo en qué momento desperté – si es que había dormido – pero me vi junto a Angie frente al patio de atrás.
Estaba vacío.
Michael estaba en el balcón, amenazando a la vida, pero no había nadie más que lo apoyara desde abajo, como había descrito el mail.


–       ¿Y todos los demás dónde están? – preguntó Angie cuando subimos al balcón con él.

Michael, aún recargado sobre el balcón nos dirigió una mirada indiferente.

–       Son gallinas. No querían comerse una sanción – respondió, y ésta vez tampoco hablaba en su tono normal.
–       Se acabó. Iré por la señorita Bricks. Te volviste loco. Annie, no dejes que se aviente – Angie se fue.
–       Por favor – rió él - ¿Qué puede hacer ella para evitar que yo haga lo que quiera?
–       ¿Quieres decirme que está pasando contigo?
–       Empújame – me dijo.

Me hice un paso hacia atrás.

–       ¿Qué?
–       Que me empujes ¿Acaso no oyes?
–       ¿Qué te hace creer que te empujaré?
–       ¿Me odias verdad? Si lo haces te desharías de mí.
–       De eso ganas no me faltan – le dije – Pero no podría seguir con mi vida cargando con la culpa de haberte matado.
–       Tú no puedes matarme. Soy inmune a todo lo que me puedas hacer.

Recorrí todos los hechos hasta el momento una vez más. Desde cuando comenzó a actuar extraño. Desde que Justin desaparece en los momentos más inoportunos. Desde que el azul – en todos los sentidos – se adentró en su vida.

–       ¿Me llamas débil? Pues yo no soy la que está a los pies de Dylan Blake – dije, finalmente.

Cambió su mirada.

–       Claro que si – aseguró – No sería nada extraño con sus ojos.
–       No me atraen los ojos claros – dije.
–       Pues bueno… Quizá por su maldito hábito de ser amable con todos, y un diablo conmigo.
–       Yo creo que lo envidias.
–       ¡¿Envidiarlo?! – gritó. No lo había visto tan desconcertado desde que descubrió el color de su sangre - ¡Cómo te atreves a decir semejante estupidez!
–       Mírate entonces. Te convertiste en un suicida, en un idiota – enfaticé la última palabra  - Igual que Dylan.

Bajó la mano del barandal del balcón y me observó.

–       ¿No te invade el éxtasis cuándo estás a punto de matarte sabiendo que vivirás después de eso? – dijo, como relatando un deseo interno.
–       ¿Quién te dijo que vas a vivir después de aventarte? Te romperás la cabeza… y todo lo demás.
–       Soy inmortal. Y la única forma de morir es que Dylan o Justin me asesinen… - miró hacia abajo – O matándome yo mismo.
–       ¡Pero estás matándote tú mismo si te avientas! Morirás– dije.
–       No pensaba aventarme. Por eso te pedí que me empujaras.
–       ¿Cómo se te ocurre que yo haría eso, que te mataría?
–       … dijiste que me odiabas.

<<Bien. Se lo tomó enserio>>

–       No lo decía de verdad. No quiero que mueras.
–       ¡Te digo que no iba a morir! – dijo, alterado - ¡Te acabo de decir que soy inmortal!
–       ¿Y cómo estás tan seguro? – le grité, en el mismo tono.
–       Dylan me lo dijo.

Cerró la boca él sólo.

–       Escucha. No puedes confiar en él, tú me lo dijiste – comencé a decirle.

Quiso fingir que no me estaba escuchando, pero hasta yo podía oír como mis palabras le retumbaban en la cabeza. Estaba escuchando.
Suspiré y lo tomé del brazo para que me acompañara a clase de filosofía, a la cual ya llegábamos tarde, y Angie aún no aparecía.
Accedió mientras yo no lo soltara. Imaginé que la razón era por que le dolía la cabeza, y mi tacto a él lo calmaba. Al menos eso fue lo que él me metió en la cabeza.
Angie estaba afuera del salón del profesor Henderson con la asistente del director, alias la encargada de solucionar problemas de conducta. Quizá por su licenciatura en psicología y en técnicas didácticas, o algo así.
Pero aquí, ése título inútil no es lo que calma a las fieras. Es seguramente su falda corta o su escote pronunciado.
Volteaba a los alumnos. Angie me quiso comentar cómo lo hacía, pero me negué a saber más.
Michael venía tan metido en sí, que ni siquiera le dirigió la mirada. A Angie le dolía tener que arreglarle a su mejor amigo un encuentro con Bricks, pero parecía ser la única manera de sanarlo. Creo que hay un diez porciento de psicología dentro de todo eso.
Angie me dio la señal.

–       Déjalo. No será necesario – dije y Michael entró detrás de nosotras dos a la clase.

El profesor ya había escrito dos párrafos completos en el pizarrón y esperó a que nos sentáramos para continuar explicando el tema.
No teníamos que copiar los textos, nos dijo él. Gracias al cielo. Ya lo teníamos en el libro.
Michael sostenía el libro con sus dos manos y le temblaban.

–       La ciencia se da por satisfecha cuando logra explicar algo… - comenzó el profesor, o más bien, retomó lo que estaba contando – Pero la filosofía no se detiene así. Ésta misma sigue preguntándose cosas e investigando. Señorita London ¿Querría leer lo que sigue?
–       Seguro – Angie volteó la página y tosió. Fingidamente obvio, era una gran actriz.
–       ¿Se encuentra bien?
–       Si señor – dijo Angie con voz ronca – pero no me siento bien de la garganta ¿Podría mi compañero de banco leer mi parte? ¿Es lo correcto, no?

Y el compañero de Angie, no era nada más y nada menos que Michael. Yo me sentaba con Justin en esa clase por que pensábamos que hacíamos un buen equipo en compresión de textos, y por que le gustaban los mismos libros que a mí.
Me pidió que jamás rebelara que le gustaba “Mujercitas” pero no he podido contenerme.
Michael levantó el libro y Angie le indicó dónde tenía que leer.

–       Los seres humanos tenemos dos grandes facultades – se detuvo y miró hacia el profesor, quien le dio la señal para que prosiguiera – Ellas son, la inteligencia y la voluntad. La inteligencia busca la verdad a través del asombro, la duda y la pregunta. Y la voluntad busca el bien, jamás busca el mal.
–       Subrayen ésa frase  – interrumpió el profesor – Ahora continúa Mike.
–       Una persona jamás busca el mal. Incluso los que se suicidan buscan el bien – tomó aire - … el bien de pensar que muriendo se terminarán todos sus problemas.
–       Así es como – el profesor se paró de su silla terminando el relato de Michael, justo a tiempo. Su voz se estaba haciendo de más temblorosa. – Todo individuo busca del bien. Jamás el mal, los drogadictos no toman drogas por hacerse daño, si no por sentirse bien.
–       Pero profesor – dijo una alumna que levantó la mano - ¿Cómo una persona que se suicida busca el bien si sabe que morirá? Terminará con sus problemas pero también con su vida.
–       Profesor ¿Puedo ir al baño? – interrumpió Michael a la otra chica.

Recé para que el profesor le dijera que no. Si se va al baño sólo, podrían encontrarlo en el suelo, con un cuchillo clavado en el pecho en el próximo receso.

–       No joven. Respete a su compañera cuando está hablando – dijo el profesor.
–       No voy a respetar algo de lo que no estoy de acuerdo – le respondió Mike - ¿Qué pueden saber los que nunca se han sentido inútiles? ¿Qué podemos saber nosotros? Nadie puede entender a los que ya muertos están.
–       Pero se puede llegar a la solución a través de la filosofía.
–       ¿Y cómo saben que lo que dice la filosofía está bien? Están inventando cosas. Y si hallan algo más o menos cercano a la lógica, ya lo convierten en verdad. Yo creo que  es inútil, o lo que es lo mismo, inexistente.
–       ¿Sabes cual es tu problema Hylton? – dijo el profesor – Todos los maestros me han contado del chico de cabello enrulado con pinta de malcriado que se opone a todas las materias ¡Hasta una vez le dijiste a la profesora de álgebra que los números eran un antiguo juego de mesa que se inventaron los árabes cuando se cansaron de buscar esposas!
–       ¿Acaso espera que me retracta de ello? – dijo Michael, de brazos cruzados.
–       Pero también me han dicho – continuó – Que la materia siempre te termina ganando y que tú pequeño mundo no puede aceptarlo. No sabes lo que es tener una mente abierta.
–       Mi mundo no es pequeño.
–       Oh si, si lo es. Cabría dentro de éste salón, seguramente – volvió a su escritorio señalando a otro alumno para que siguiera con la lectura.
Saliendo de clases, el maestro se topó con Michael en la puerta.

–       Hylton, a pesar de esto, quiero que comprendas que a veces comparto tu opinión de odiar un poquito a la lógica, pero es a lo que nos aferramos.
–       Odio a la lógica – dijo Michael, con su mochila al hombro.
–       Si, lo sé. Espero que no te moleste que te diga la verdad algunas veces. Después de todo, aún te aprecio.
–       … Aún odio a la lógica – se fue a paso apresurado para encontrarse con nosotros en la puerta del patio.

Justin, quien por cierto no había ido a clases y me había dejado todo el trabajo a mí sola, se apareció mágicamente en el patio charlando a solas con Dylan. Me vi  obligada a intervenir.
Apresuré el paso y tomé a Justin del brazo para arrastrarlo hacia otro lado.
Dylan se limitó a dirigirme un gesto poco agradable.

–       ¿Dónde has estado? Michael se quiere suicidar y tu te desapareces – le dije, aún sin soltarlo.
–       La boda de mi madre y la boda de su padre – dijo él, señalando a Michael a los lejos. Estaba molesto – Eso me tiene ocupado.
–       ¿Tienes idea de por qué Michael se quiere matar? ¿Dylan le controla la mente o algo así?
–       Dylan no controla mentes. Pero puede hacer que un resentimiento tuyo se haga más potente. Por ejemplo, si Mary no te agrada, Dylan puede hacerte odiarla. Si Michael se siente invisible, Dylan puede hacer que él quiera matarse. Además, él necesita que Michael y yo estemos muertos para que nadie pueda matarlo y pueda ser inmortal para siempre.
–       ¿Cómo sabes todo eso?
–       Lo leí de su mente. Pero el punto es que Dylan no te hará creer algo que no tenga nada que ver contigo. Toma algo malo de ti, y lo hace peor. Si quieres puedo llevarme a Michael en la mañana para que me ayude con la boda, lo cual es su obligación, y así Dylan no podrá manipular su cabeza por algunas horas.

Cielos. Justin habla mucho.

–       Hecho – concluí.
–       Pero con una condición… - hizo una pausa para tomar aire – Tienes que convencerlo. Me dijo que no le vería cara a su padre ni en fotografías.
–       Pero… - quise decir algo, pero él interrumpió.
–       Dile precisamente que mañana a las siete tiene que venir conmigo a chequear la iglesia.
–       ¿Y cómo se “chequea” una iglesia?
–       No sé, pero ya me veo ahí limpiando vidrios. Además es la misma iglesia a la que la ex entrenadora querría que fuéramos.
–       Pero está muerta.
–       Bueno, pero yo creo que ir a éstas alturas todavía es válido ¡Sólo trato de encontrarle en lado positivo! Dile eso a señor rizos.
–       No puedo hacer eso. Peleamos y no hablo más con él.
–       O dejas el orgullo de lado, o dejas que muera – entrecerró un poco los ojos – Bueno, adiós – sonrió y me dejó frente a la nada. Se fue a su cuarto.

Una vez más parecía que todo dependiera de lo que yo decidiera. Me dije que debía actuar rápido y hacer lo que tenía que hacer, antes de quedarme pensando en las consecuencias y ya no querer hacerlo.
Mary había hablado toda la mañana sobre las prácticas que comenzaban esta tarde. Asique, con la más precipitada decisión de convencer a Michael para que me escuchara, me dirigí al gimnasio de la escuela.
Los chicos del equipo estaban sentados en la gradas mientras el entrenador tomaba asistencia. Pasé todas las caras rápido y no había señal de Michael.
Claro, no iría a la práctica, ahora es suicida.
Me decidí a ir a su cuarto. Si no lo encontraba ahí, Justin podría ayudarme a buscarlo.
Afortunadamente – o desafortunadamente, según. – él me abrió la puerta.

–       ¿Qué quieres? – me dijo.

Justin, quien estaba en el escritorio, volteó a ver que sucedía.
Angie dice que con los hombres tienes que ser directa y usar palabras simples, pero no podía llegar y sólo decirle “Ayúdale a Justin con los preparativos”. Tenía que empezar desde más antes.

–       ¿Tienes el libro de filosofía que leíste hoy en la clase? – le pregunté – Lo necesito.
–       Justin lo tiene.
–       No, no es cierto – dijo Justin – Lo dejaste en la biblioteca. Ve a buscarlo que yo también lo necesito – me guiñó el ojo muy por debajo.
–       Que fastidiosos ustedes dos – tomó unas llaves y cerró la puerta. Caminó delante de mí hasta la biblioteca.

No podía creer lo que estaba haciendo. Él hacía lo que quería ahora, no podré persuadirlo.
Quizá pueda decirle “Oh, déjalo, buscaré otro libro” ó “No importa, haré la tarea otro día” ó…

–       ¿Es éste? – me preguntó con el libro en la mano. Ya estábamos en la biblioteca en el último pasillo.

¿Qué rayos se supone que haga ahora? ¿Salir corriendo?

–       No – fue lo único que pude decir.
–       ¿De qué hablas? Es éste. Recuerdo la portada.

Por primera vez, me sentía en peligro aún estando con él. ¿Qué tal si lo hacía enojar y él me matara de un disparo o de una apuñalada?

–       ¿Y bien? – dijo – Vamos, tengo cosas que hacer – miró su reloj.
–       En eso tienes razón – tomé el libro – Tienes muchas cosas que hacer. Como ayudar con la boda de tu padre.
–       ¿Por qué habría de hacerlo? Él nunca hizo nada por mí.
–       Te dio la vida.
–       Puso sólo el instinto.
–       Ayudó a tu madre a cuidarte.
–       Me mintió.
–       ¡Después de todo tienes a tu padre vivo y ni siquiera te importa!

Me lanzó una de ésas miradas de “¿Por qué te entrometes en mi vida?” y se dirigió a la puerta para retirarse. Dejó las llaves sobre la mesa para que yo cerrara la puerta después, pero las tomé y corrí para llegar antes que él y ponerle el seguro.

–       ¿Has oído hablar de personas irritantes? – me dijo en una indirecta.
–       ¿Has oído hablar de personas estúpidas que se matan por que no le encuentran un significado a la vida? – contraataqué - ¿No te suena familiar?
–       La vida es un cartón pintado de rosa – avanzó hacia la otra puerta, pero también la bloqueé.
–       Si te quieres matar ¿Por qué hacerle daño a otras personas? – le dije.
–       ¿Hablas del conserje y la entrenadora que murieron? Yo no los maté. Fue mi desgracia. Yo no sabía que…
–       No – interrumpí – Por que matándote quizá termines con tu vida, pero será terrible el recuerdo que quedará en las personas que te quiere hoy.
–       ¿Y quiénes son, por qué no los veo?
–       … Tu papá – mentí.
–       ¿Cómo lo sabes?
–       Haces mal en ignorar a los que te quieren y prestarle atención a los que te odian. Te quieres matar por que no los puedes matar a ellos. En lugar de vivir y demostrarles que eres feliz, eso los destruirá ¿No lo ves? La vida no es de cartón. Sólo ésas personas.
–       Yo no quiero destruir a nadie. Sólo a mí.
–       ¡¿Por qué entonces?! – me volví loca.
–       Por que soy de cartón.
–       No, no eres de cartón.
–       Mierda ¿Qué eres? ¿Perfecta? – se dirigió a la ventana, dándome la espalda y abandonando la necesidad de querer salir de la biblioteca.

Por un momento pensé que se aventaría por la ventana. Pero el sentimiento suicida había desaparecido del aire. Él quería vivir más que nadie.
No quise hacerle creer que soy perfecta, que lo sé todo o que no tengo problemas. Pensé en decírselo y finalmente hablé.

–       Yo no pretendía hacerte creer una mentira como ésa. Lo de ser “Perfecta”
–       Lo sé – respondió al instante – No dije que eras perfecta en sentido egocéntrico – cerró una de las cortinas y quedó mirando desde la poca de ventana que quedaba – Logras hacerme pensar distinto. Logras voltearme. No quiero ser así, tan “Fácil de manipular”. Es vergonzoso.
–       Yo creo que eso es un don. Escuchas profundamente lo que te dicen, no sólo lo oyes y lo ignoras como la mayoría. El maestro dijo que no tenías mente abierta, pero tu mundo no es nada pequeño.
–       En eso tienes razón. Mi mundo no es pequeño en sabiduría, es perfecto y hermoso. La única verdad que dijo el maestro de él, fue que puede caber dentro de la habitación. Y es radiante y lleno de vida como el planeta tierra – me miró – Y quisiera ser la estrella más cercana de ése planeta.
–       ¿Entonces tú podrías, al menos… - dijo con voz algo temblorosa – conservar tu vida por ése planeta tuyo?
–       Yo vivo de él – afirmó - De “ella” – se corrigió – es ella. Femenino – pasó junto a mí y caminó hasta la puerta. La abrió sin problemas y se fue.

Lo curioso es que no recuerdo en qué momento me quitó la llave.

–       ¿Lo convenciste? – me preguntó Justin, cuando regresé a la habitación a dejarle el libro.
–       ¿Convencerlo de qué?



CONTINUARÁ...
Que tal. Espero que no se les haya hecho corto. Por que en word ya se ve corto, y me imagino acá. Lo subí para no hacerlas esperar  (?) Nah, no es cierto. Es que lo que le sigue a ésto tiene que estar SI o SI en el siguiente. Que será especial, ya lo tengo por la mitad :) Será un punto culminante y espero que lo comenten tanto como comentarán a ÉSTE CAPÍTULO :D

De veras que son importantes los comentarios. Den su opinión que todos los comentarios son bien lindos ^^ Si no tienen cuenta de blogger (O no quieren abrirla por que les da fatiga) De éste lado >>> Tienen un chat. Pueden escribir ahí, que yo lo leo :)


^^

7 comentarios:

  1. ¡Yeaaah! ¿capitulo corto? enserio? a mi no se me hizo tan corto, ¡estuvo genial! me gusto, espero le sigas pronto :D bye

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  2. u_u yo quería ser primera en comentar D: bueno ya que ._.
    Capitulo jodidamente genial :D no estaba tan corto *Coff, coff, dramática coff, coff* xD y ahora que paso con Annie? ._. se le olvidan las cosas? D:
    - ¿Y cómo se “chequea” una iglesia?
    – No sé, pero ya me veo ahí limpiando vidrios.
    hahaha xD no sé porque me dio risa e.e y, y esto también: "Dile eso a señor rizos." xD sigue @_@

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  3. Hayyy no puede ser D:
    olvide poner quien carajos comento ._.
    bueno... ya me voy e.e SUBE CAPITULO PRONTO D:
    ya.


    Vny

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  4. Hola!

    Jooo, me encantó este capítulo! Tuvo de todo, y en especial me gustan las partes donde Annie y Michael hablan (aunque siempre que esto pasa, pelean). AMO A MICHAEL! Por alguna razón, me ha encantado esta parte:
    "– Yo vivo de él – afirmó - De “ella” – se corrigió – es ella. Femenino – pasó junto a mí y caminó hasta la puerta"

    Espero con ansias el siguiente! (:
    Saludos!

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  5. Hola! El capitulo estubo Genial! , no para nada no estubo corto el capitulo, siguela plis, esta bien interesante :D

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  6. Wooooowww!! Me dejaste sin palabras *-------------* Que indirectas!! Me encanto!! Lo ame!! Como todos hehe cada cap es mejor!! Eres genial!! La mejoor!!! Gracias *-----* y no estuvo corto! Amo la ultima parte *---* hasta se le olvido para que fue a la biblioteca ♥___♥ Besos amiga gracias! Soy Gnesis :)

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  7. GENIAl!!! esta cada vez mas
    interezante!!!

    subi el proximo capitulo
    lo mas pronto que puedas
    porfaa que me muero de
    ganas de saver como sigue :D

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