Capítulo 13: PREGÉNESIS



Imaginé una brillante solución, una desviación del camino, una alternativa novedosa… pero al mismo tiempo, tan hiriente como una navaja: olvidarme de él.
No he tomado esa decisión sólo por que sí, sino por que he visualizado como será todo de ahora en adelante: igual, pero sin él ¿Tiene eso algo de malo? Ó mas bien… ¿Algo de diferente? La respuesta para aquel interrogante apareció en mis pensamientos casi al mismo tiempo que mentalizaba ésa última pregunta: si, todo sería diferente por que todo gira en torno a él.
¿Por qué? Nadie sabe. A veces es mejor aceptar el misterio que andar cuestionándolo todo, a veces te pierdes de la respuesta mientras haces la pregunta. No puedo ni pensar en asegurar nada si ni quiera puedo comprenderlo. Viene más allá de mí, viene de él, tan extraño e introvertido.
Impondré algunos límites para mi misma: el primero será nunca jamás preguntarme un ¿Por qué?

Tampoco estoy ingeniándomelas para quedar como la víctima, yo misma creo ser la culpable de la notable separación de los que alguna vez fueron los tres mosqueteros, de la inseguridad entre los nativos que nos enseñaron aquel odiado y feo palacio de la enseñanza, de simple rompimiento de lo que solía ser una amistad entre Angie, Michael y Mary.
Cualquiera que los vea ahora jamás podrá jurar que alguna vez fueron amigos, y no sé si aquí estoy para unirme y al mismo tiempo separarme de ellos, me siento también parte de esto sin antes haber entrado.
Primero fue con Mary. Increíble lo bien que me la pasaba con ella y la rivalidad que por ahí existía entre nosotras, muy notable últimamente. Ella comenzó a relatar sus aventuras: que porristas, que chicos, que fiestas, que esto, que aquello… Angie venía a mí y me trasmitía su odio a ella, como si yo fuera una especie de paloma mensajera encargada de cargar con su ira y de luego perderme misteriosamente para que Mary nunca recibiera aquel mensaje. Por desgracia, tarde o temprano, se me iba a contagiar algo de ése desprecio. Es como dicen: las cosas malas de transfieren más fácil ¿Verdad?
No voy a transferir textualmente lo que ella nos dijo, por que sería caer muy bajo y no me siento de ánimos como para enojarme de nuevo. Peleamos, así de simple, y el trío comenzó su esparcimiento.
Lo lógico que puede pensarse de todo esto es que, ahora que Mary ya no formaba parte de nuestros día a día, Angie se la pasaría más conmigo, pero tampoco fue así.
Con ella no hubo pelea, fue como una separación más discreta y silenciosa. Es más, casi no la noté.
Y finalmente, el tercer mosquetero: Michael, con quien tampoco peleé, por lo que el destino hizo su trabajo y lo separó de mí de otra forma.
Ése lunes fue como mi segundo primer día de clases. Era la misma escuela, eran las mismas personas, pero me sentía del planeta rechazo una vez más.
Por supuesto tuve mis cruces con Mary y con Angie, pero se limitaron a mirarme pasar. Esto cada vez se parecía más a mi antigua escuela, dónde todos son inteligentes, guapos y geniales al mismo tiempo y dónde existe la regla “Si no perteneces, no perteneces y te jodes”. Ahí todos formaban círculos y se ponían a charlar, a decir cosas falsas de la gente que queda, y es más difícil cuando sólo hay una que queda, y esa eres tú.
Parecía mentira todo lo que había pasado, las chicas, el baile, el rey y la reina… lo veía todo tan falso, tan iluso, tan inútil.
¿Por qué ha de pasarte cosas buenas si luego te ves obligado a olvidarlas?
Me han dicho mil veces que vea las pequeñas cosas buenas que pueden sucederte en un día, ya que pueden ser más grandes que toda la desgracia junta de varias semanas. Pero no fui capaz de creerlo, y no creo que pueda.

¿Justin? ¿Qué qué pasó con él? ¿Sus poderes? Dejé de lado un poco esas cosas; no le he dirigido una palabra a ése no tan amable individuo durante un tiempo.
Si, también hay una enorme pared entre él y yo. Se debe a Angie, ella lo tiene siempre del otro lado y apenas he hablado con él, y cuando lo he hecho, no ha sido nada más que para llamarme de formas que prefiero no describir, acerca de mi comportamiento. Se metió con mi estilo de vida y mi forma de ser hasta terminar en una discusión bastante ruidosa. Estaba furioso, de la misma forma que yo con él.
La soledad es terrible. Viene y te quita todo lo que tienes dentro, dejándote agonizar por el vacío interno, que te duele cada día más.

Terminábamos las clases a las nueve de la noche. Caminaba con mis libros hasta el patio hasta que no quedaba nadie y me recostaba en el césped mirando las estrellas, mostrándoles mis lágrimas, como si de alguna forma pudieran entenderme. Buscaba en ellas, no una solución, sino calma. O quizás algún pequeño respiro detrás de tantas gotas húmedas y frías en mi rostro, o alguna luz resplandeciente que iluminara y fortaleciera mi cuerpo, que cual enferma del corazón se siente más frágil al ver cada segundo correr y disiparse en el tiempo.
Extrañaba a mi madre, pensaba en ella cada día, en cómo sus dulces ánimos me ayudaban  a pasarla mejor, a reír y no mirar atrás. Sus suaves manos acariciando mi cabeza los días de frío, su tan peculiar forma de hacerme olvidar los malos momentos, su dinámica risa y las veces que decía que dibujaba como toda una artista cuando apenas hacía tres garabatos sobre un papel en el jardín de niños.
No podía creer que ya no esté. Es enserio cuando lo digo, aún no entra en mi entendimiento las palabras <<Ya no está>> y alguna pequeña partícula en mí aún creía que ella estaba viva.
Si le pusiera un nombre a aquella partícula, dudaría entre “Incredulidad” ó –quizás la mejor– “Positivismo”.
Cada vez que cerraba y abría mis ojos para pestañear, la noche se tornaba un tanto más oscura.

Aquél fue el Mayo más largo de toda mi vida.


Creo que no pudo haber existido mejor momento que éste para que las cosas negativas se aislaran en un rincón y buscaran algún escondite que yo no pudiera advertir.
Cuando creí que había nacido sólo para dar el concepto de “Soledad” con sus mejores ejemplos; allí aparecía quizá mi última y mi más buscada esperanza, atravesando la puerta principal con una maleta gastada, con sus ansias de vivir en la mano y una sonrisa escondida muy dentro de sí.
Cabe mencionar algo muy peculiar sobre su mirada: estaba algo desorbitado, como extraño en aquél lugar, similar a la primera vez que entras dónde no conoces.
Parecía otra tortuga en el medio de una carretera interminable, se parecía a mí en ése estado, con la diferencia de que el seguía adelante, a paso firme, casi dejándose llevar.
Angie y Justin se encontraban a metros de mí, pero mucho más adelante. Estaban en uno de sus casilleros, estaban parados en la nada, estaban… en ningún lugar. Simplemente: alejados de mí.
Vi como Michael pasó junto a ellos emitiendo un “Hola” sin el menor entusiasmo para luego continuar su camino. No sé hacia a dónde se dirigía, pero al parecer, yo era una de las paradas.


       Bienvenida – me dijo.
       ¿Y yo por qué? Tu eres el recién llegado – dije tratando de parecer interesada en ello, pero reteniendo la felicidad que tenía por volver a verlo.
       Te escapaste de todo. O eso me dijeron.
       ¿Quién te lo dijo?

Michael hizo un gesto apenas notable hacia Angie. Supe rápidamente a qué se refería.

       Ah – dije – Te tiene al tanto de todo.
       No sólo eso. Está terriblemente pendiente de ti.

No me explicaba por qué, ni tampoco tenía el suficiente interés como para continuar hablando de peleas y distanciamientos.

       Bueno. Bienvenido tu también.
       Gracias – sonrió con timidez
       ¿Se arreglaron las cosas?
       Si. De hecho, por el momento. Mi abuela consiguió lugar para vivir y Susie está feliz de la vida allá. Aunque no puedo explicarte cuantas lágrimas derramó cuando tuve que regresar.
       Quizá… debiste quedarte – dije, como la peor de mis ideas, junto con un deseo egoísta de que se quedara.
       No. Tengo algunas cosas que hacer aquí. Prometo que será el único mal que le haré a mi hermana.

Me di cuenta de lo que quizás estaba haciendo. No debía ser un obstáculo para que él haga lo correcto.

       Enserio. Deberías quedarte allá – insistí, pisoteando al egoísmo.
       ¿Está todo bien por aquí? – preguntó, sospechando.
       No del todo… Justin apenas habla.
       ¿Por qué?
       Está enojado por que… por que… - tartamudeé sin tener valor de decirlo.
       ¿Por qué? – repitió
       Por que te drogas. Por eso – dije. No sé como, pero lo dije.
                                                                                             
Descartó cualquier posibilidad de que yo estuviera interesada en saber si lo hacía o no, sólo observó a Justin a la distancia.


       ¿Qué porcentaje de tu confianza pondrías en mí? – preguntó.
       ¿Es una forma elegante de preguntarme si te guardo un secreto?
       Es una forma elegante de decirte que no creas nada de lo que él te diga. Sus cambios lo tienen idiota.
       ¿Cambios? ¿Cuales cambios?
       El desarrollo masivo y poco discreto de la anormalidad que lo acompaña con el hecho de ser un humano de otra dimensión…

Me paré frente a él.

       ¿Lee las mentes? – dije.
       Y como un desquiciado - afirmó
       Me dijo que sólo lo podía hacer mientras tú estuvieras en sueño profundo.
       Eso ya lo sé. Cuando me enojo con él no duermo para que su poder no funcione. Es algo infantil, pero ¿Qué otra cosa  puedes hacerle a ése tipo?

No relaté gran parte de mi Mayo interminable por que no lo creo necesario. No creo necesario seguir hablando de mí cuando lo que importa aquí es él.
Y comparto con él el “Breve” alivio al sentir que las cosas comenzaban a mejorar en cuanto a la niña, a su abuela y a problemas que tengo el derecho a desconocer.
Ahora los problemas estaban más cerca de nosotros, lo cual quizá sea una ventaja o algún tipo de ayuda para poder enfrentarlos.
Estaban tan cerca: tanto como a lado de mi pupitre.


       Las mujeres no leemos las mentes, pero si todo lo demás. Dime ya que te pasa Michael ¿Por qué no me saludas como se debe? – dijo Angie, antes de que la clase comenzara.
       ¡Oigan! – gritó Mary, entrando - ¡Ustedes dos! ¡Encontré algo sobre ustedes!
       ¿Sobre nosotros? – preguntó Justin.
       Si. – apoyó un gran libro sobre el pupitre de Michael – Son mitologías antiguas y predicciones – comenzó a hojearlo, pasando por encima cientos de renglones escritos hasta llegar a su objetivo – Aquí, lee esto.

Michael tomó el libro entre sus manos. Ignoró el título y comenzó a leer de forma rápida, buscando lo importante.

       La antigua mitología… Bla bla bla... otorga cada dos generaciones… Bla bla…habilidades mentales sobre la naturaleza del hombre y… bla bla bla… conexión… bla bla… lazos… Bla bla bla… Inmortalidad…bla bla bla… los tres tipos son considerados hermanos prósperos en el sentido espiritual. – Michael cerró el libro con fuerza.
       No entendí. – dijo Justin
       Somos hermanos.
       ¡Que horrible!
       ¿Crees que a mí me gusta ser hermano de un maníaco? Ésta cosa debe tener cierta razón. Mary ¿De dónde lo sacaste?
       De un estante.
       ¿Y por qué?
       ¡Yo que sé! Ni siquiera sé que hacía yo en la biblioteca.
       Será de gran ayuda.
       Puedes quedártelo – anunció Mary antes de que entrara el profesor – Los de la biblioteca no se darán cuenta.

Michael puso el libro en su mochila y todos volteamos hacia el profesor, adoptando una falsa postura de alumnos atentos y responsables.

       ¡Mike! – susurró Justin.
       Que demonios te pasa
       ¿Estás enojado conmigo?
       Quizá. Me alegra que lo consideres.
       Como sea ¿Somos inmortales?
       ¡Yo que sé! Quédate quieto.


¿Será aquel el momento de unión? Pues al parecer no. Cuando terminó la clase, cada uno salió y tomó su camino por separado, a excepción de Michael, quien se acercó a mí, caminando y leyendo el libro viejo al mismo tiempo.

       Esa cosa te atrapa ¿Crees en lo que dice? – le pregunté.

Bajó un poco el libro, mostrándome sólo sus ojos.

       ¿Te cuento algo de mí? Me lo creo todo. Si me dices que el césped es azul, yo encontraré la manera de creer que es verdad.
       Pero… cuando Justin dijo que leía mentes tú no le creíste.
       Pues. – bajó el libro del todo, hasta llevarlo en una mano colgando – Mentí. También creí todo eso. Pero no puedes andar diciéndole a cualquier persona que te crees todo lo que te dicen. Le estás diciendo que eres débil.
       ¿Te escondes?
       Debe ser una forma elegante de decirlo.
       Conozco otra: Miedo.
       No es miedo – dijo e interrumpí.
       No. Guardar algo que es de ti no es nada más que protección. Lo sé. Sólo bromeaba. El miedo es lo que la gente normalmente interpreta.

Michael se detuvo y sonrió.

       Lo entiendes mejor de lo que pensé. Parece que te lo he dicho con la mente.

Miré al suelo, no podía evitar sonreír cuando lo veía a él haciéndolo también.

       Y… ¿Cargarás con eso todo el día? – pregunté.
       Ah, ¿Esto? – levantó el libro – Si. Es decir, lo quiero leer. Calculo que me tendré creídas todas éstas estupideces para mañana en la noche.
       Pero tú sueñas el futuro, y eso ya es un hecho ¿Acaso es estúpido?
       Nunca dije que yo no fuera estúpido – rió.
       Tú lo dijiste – reí también.
       Tampoco te emociones. No lo soy. Estoy siendo sarcástico – fingió estar serio.
       Lo siento mucho, pero eso no funciona conmigo –reí.

Ambos nos dimos cuenta que reíamos juntos sin razón aparente. Se vio extraño, parecía normal pero se oía vivaz. Guardó, de repente, su libro en la mochila con prisa que pareció tomar del aire.

       No querrías perderte de lo que va a ocurrir ahora

Terminó de pronunciar sus palabras para dirigirnos hacia el salón de maestros, en busca de otra coincidencia de sus sueños. Se estaba sintonizando el canal de las noticias. Pronosticaba un catastrófico evento, casi tan claro como Michael lo predecía. Con la diferencia que el había soñado la catástrofe ya ocurriendo, y no precisamente a la televisión anunciándolo.

– Me están robando mi trabajo, los reporteros. Lo que anuncian ahora si es verdad – dijo.
    
Solía no serlo, por supuesto, por eso lo decía. Michael odiaba a la televisión con ganas, por la manía de decir cosas inciertas sobre el mundo.
Temí por las palabras:

Movimiento sísmico y posibles problemas con las placas y la erosión.

<< Forma elegante de decir: terremoto >>

No me daba miedo ¡Ni siquiera sabía por que! Quizá por que ya había ocurrido antes y apenas lo había sentido.
La palidez repentina en el rostro de mi compañero fue lo que me hizo entrar en pánico. Hasta ése día el tenía el control de todo, de sus visiones, del futuro y hasta de mi – obviamente sin saberlo – en varias ocasiones. El sólo pensar que él no sabía que hacer, dejaba a todo lo demás de rodillas.

       ¿Qué te ocurre? – pregunté.
       Arrasará con la mitad del espacio, matará a varias personas, comenzará el ciclo nuevo y todo está fuera de mis manos – hablaba mirando al frente.
       ¿A qué te refieres?
       Hay que juntarnos. Hay que buscar a Justin y a las chicas y no separarnos hasta que esto termine.
       ¿De que servirá eso en un terremoto?
       ¿Con qué combates a la separación? Con la unión. Él intenta separarnos.
       ¿Quién es él? ¿Nombras al terremoto como a una persona?
       No es un terremoto. Más bien, lo será y lo procederá un huracán. Ése es él. Ése es Dylan Blake.
       ¿De que hablas? ¿Quién es Dylan Blake?
       El huracán.
       No te creo.
       Sólo… ayúdame a buscar a los demás.

Comenzó a caminar a prisa, buscando desesperadamente con la mirada a los rostros rastreados.
Pude sacarle información mientas caminábamos, del huracán, pero no de Dylan Blake. Y como verán, aún no creo que sean lo mismo.
Primero: La hora era desconocida (Si, soy una gran detective, sé llenar los espacios vacíos ¿No creen?) Segundo: No lo causa el mar. Tercero: Los sueños ahora hasta daban nombres y según descripciones del soñante (No digo “Soñador” por que lo considero como algo distinto que tiene otro sentido) las visiones cada vez eran más nítidas y más claras. Pero más difíciles de interpretar.
¿Cómo era eso posible? ¿Cómo algo puede ser claro y confuso al mismo tiempo?
En la vida hay muchas cosas cómo ésas. El amor, como un ejemplo cursi.


       ¿Por qué no me cuentas las cosas completas? – le dije – es como una historia sin final o con una escena perdida.
       No puedo hablarte sobre el futuro ¿Qué no ves películas?
       ¿Y qué porcentaje de tu confianza pondrías en mí?

Dejó de caminar.

       Te lo contaré todo cuando ocurra – me dijo.
       No me servirá saberlo cuando ya esté ocurriendo.
       Oh, si te servirá. Créeme.
       No van a servir si ya están ocurriendo.
       ¡Annie! No van a servirte nada si no sales viva de esto primero.

Sentí como la frialdad de su tono pasaba a mi rostro y se la contagiaba. El saludo a lo lejos de Justin logró distraerme. Se acercó, mostrando preocupación, como si ya se hubiera enterado de todo.

       Michael ¿Qué pasó? – dijo, temiendo.
       ¿No te enteraste? ¡Viene Dylan! – dijo en forma sarcásticamente contenta.

Me molestaba que siguiera hablando de Dylan Blake cuando sabía que yo no tenía la menor pista de qué o quién era.
Pareció una conversación en código cuando Justin entendió todo sin una palabra de más. Procesó todo aquello y se adhirió al plan que aún no conocía.

       ¿Y a dónde vamos a ir? – preguntó.
       No creo que haya tiempo de salir. No dejes que le pase nada a Angie.
       Leo las mentes viejo, no tengo súper fuerza ni puedo volar.
       Así es el héroe moderno.
       ¡¿Pueden decirme de que rayos están hablando?! – dije.

No me contuve por más tiempo. El << ¿No le contaste nada?>> de Justin hizo que entrara más en el asunto.

       ¿Cómo alguien puede causar un terremoto?
       Huracán – me corrigió Justin.
       ¿Quién puede causar algo como eso?
       No es <<Quién>> es <<Quiénes>> - dijo Michael.
       Bien. La misma pregunta entonces. En plural si lo prefieres.
       Te he dicho que te lo explicaré después. Sólo no te alejes de nosotros.

Fue cuando supe que debía hacer.
Comencé a alejarme mientras ellos hablaban. Michael volteó enseguida al no oírme más allí.

       ¡Oye tú! ¡Ven aquí! ¡No hagas cosas estúpidas!

Los estudiantes se detuvieron a observarlo de manera extraña.

       Ehh… yo… - observó como yo me alejaba - ¡Bah! No tengo por que darles explicaciones. Además Kevin me cae mal – siguió detrás de mí.

Cuando volvió al rastreo me había perdido de vista. Y Seguramente con sus poderes mentales y algo de silencio pudo encontrarme detrás de una puerta.

       No haces esto por que realmente te quieras ir – dijo – No te enojes conmigo – tornó sus rasgos un tanto más dulces – No es que no te quiera decir las cosas, lo sabrás pronto.
       ¿Quién es Dylan?
       Desea nunca conocerlo. Quizá se haga realidad.


Continuará...


3 comentarios:

  1. ¡Siii! Osea quien es ese tipo?! Terminas asi como "desea nunca conocerlo" Y asi da la impresión de "por que si no te matara(?)" Okaay! No eso es demasiado raro.. ya que miedo jaja amm si osea mi cara sigue asi O--O' y no creo quitarla hasta el proximo capitulo espero leerte pronto bye! :D

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  2. OKEY quede exactamente así! O____O
    WTF ._. quien es Dylan Blake?
    no lo se pero tengo la impresión que es el malvadito de esta novela muahahaha! (?) espero con ansia el próximo capi!
    me encanto ♥_♥
    Te quiero Kati Bye!

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  3. Dylan... ¿Qué? DD; Nomechinges! ¿Huracanes? ¿Terremotos? ¿distanciamientos? ¿cómo le haces para escribir tan genial? Amé el capítulo, y si que me dejó bien intrigada, quiero leer más mujer! esta historia esta cada vez mejor*-*

    Es tan misteriosa, parece una serie*-* uuuh, debería haber un animé de esto (?) así todo sexy con Michael (?) [Ignórame, tanto ver Saint Seiya me afecta un poco] Y puueees, eso creo que es todo... ¡No! ¡Perate! no es todo, APRESURATE CON LA CONTINUACIÓN! DDD:

    N E C E S I T O leerla D:

    tQm :D

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