Capítulo 9: "El equipo de las excusas"

PRIMERA PARTE

Usé mi técnica de quedarme oyendo música para mantenerme despierta, por que aborrezco el hábito de ingerir cafeína.

No se si estarán enterados de que lo del café no siempre funciona, lo puedo asegurar por mis propios méritos y experiencias de vida (y espero que ningún médico experto en nutrición lea esto y me contradiga).Cuando usas la famosa técnica para mantenerte despierto y estás algo somnoliento, más sueño te dará. ¿Y no era que daba más energía?  Si, lo hace cuando estás despierto y despejado, en otras palabras: cuando no lo necesitas. No es por que el efecto sea contradictorio, sino que, lo que hace, es acentuar más el estado de cada uno. Si estás feliz, te pone más feliz, si estás triste, te pone más triste. Pero como toda regla tiene excepción: Cuando tienes ganas de tomar café… no te da más ganas de tomar café; por que si no fuera por eso, la bebida ya sería calificada como completamente inútil.

No tengo nada en contra del café (es más, soy casi adicta), pero me he alejado de la idea principal que implicaba todo este rollo: ¿Para que quería mantenerme despierta? Pues bien, cuando me fui de la biblioteca no era por que había terminado mis tareas, era por Michael y mi intensa cobardía de no querer enfrentarlo.

Sin embargo, lo de quedarme escuchando música para mantenerme despierta es casi tan inútil como sacarle punta a un bolígrafo; por que me quedé dormida de todas formas. Y mis compañeras de cuarto no fueron lo suficientemente crueles como para despertarme, pero si lo fueron para anotarme en el concurso del rey y la reina sin haberme preguntado.

Cuando aparecieron se dirigieron a mí y me comenzaron a dar órdenes, como si yo ya las hubiera perdonado, o hubiera tomado todo el asunto como una simple pasada. Pero no mencionaron el tema, y no recuerdo si me armé de valor para preguntarles o no, lo único que recuerdo es ése “Cariño, cálmate. Hablaremos de eso luego” tan característico de Mary.

Me levante, me cambié y toda la cosa antes de seguirlas a paso veloz hasta la cafetería, aunque no tuviera las más mínima necesidad de desayunar después de haber estado pensando tanto en el café. Yo muy convencida de que íbamos allá, casi no noté cuando Angie y Mary pegaron la vuelta para la cocina. Entramos y había un buen de cosas, llámese ingredientes; y a Michael y Justin sentados mirando a la nada.

–       ¿Me vas a decir para qué haremos un tonto pastel? – dijo Justin.

–       Es el cumpleaños de Kevin y ése será mi regalo. – decía Mary, esperando que de una buena vez, aquel idiota que le gustaba tanto, la mirara.

–       ¿Y que hacemos nosotros aquí entonces?

–       Saben que soy del asco cocinando. Lo harán ustedes. – contestó, convencida.

–       ¿Y por qué habría de hacerlo? – cuestionó Michael. – Para mi cumpleaños lo único que hiciste fue aventarme una silla.

–       La silla era tu regalo y se me fue de las manos. ¡Ya te lo he dicho! Además luego de eso te dije feliz cumpleaños. Olvidaste la mejor parte papi.

–       ¿Quién regala sillas en los cumpleaños además de una mueblería en bancarrota? Además yo tampoco se cocinar. Dile a Justin que lo haga. Hoy es un buen día para dejar de ser inútil.

Hicimos el pastel, y aún no puedo creerlo. Quizá estaba del asco, pero la decoración era bonita, bueno, casi. Tenía trozos de frutilla en forma de corazón (lo que parecía cualquier cosa menos un corazón, pero bueno, no dije nada) que estaban sobre una gran capa de crema dulce, la cual Michael se estaba comiendo antes de que se la pongamos al pastel.

–       Rayos. Me haré adicto a esto – decía.

Revolvimos los cajones y pusimos toda la cocina de cabeza tratando de encontrar una vela, pero cuando lo logramos, a Mary le pareció cursi y la descartó. Como si hacerle un pastel con crema y frutillitas a un chico que ni siquiera es tu novio no fuera cosa cursi.

–       ¡Que lindos son los hombres cuando hacen algo! – dijo Angie refiriéndose a Justin que se tomaba muy enserio el papel de repostero profesional, muy concentrado en su trabajo. Acto seguido se dirigió a Michael – ¡Vaya! El que ahora es rey no hace nada.

¡Wow! Me interesé repentinamente en ayudar a Justin y me fui con él, antes de oír cualquier respuesta posible de Michael. Me avergonzaba el sólo hecho de mencionar ese asunto.

Cuando terminó la compleja decoración, Angie y Mary quedaron muy sorprendidas, y como solía decir la última de ellas: “Si el chico sabe cocinar, te debes casar de una”

“No importa” pensé. “Yo pondré a Michael a lavar los platos como último recurso cuando me case con él”. Y perdonarme por eso, últimamente tengo esa ligera atracción a él.

Pero volviendo al tema, después de acabarnos toda la crema que sobraba, Michael juró No volver a comer azúcar en lo que le quedaba de vida. Y no sé cómo ni cuándo fue el momento en el que Mary le dio el pastel a Kevin, pero se rumoreó por todos lados que los del equipo, y algunos estudiantes más habían probado el pastel y que habían dicho que era lo mejor del mundo.

En sí, al pastel lo hizo Justin. Nosotros solo mariposeábamos por ahí y fingíamos que ayudábamos cuando la cocinera entraba a ver como íbamos, y de vez en cuando, le alcanzábamos las cosas a Justin. Lo solicitaron para hacer los pasteles que se servirían en el baile de la primavera. Hasta dijeron que iban a pagarle ¿Nada mal no?

–       Es que mi madre nunca estaba en casa, así que yo tenía que cocinar todos los días para mí y mi hermana. Luego lo tomé como hobby y aprendí a hacer muchas cosas más que simples almuerzos, por eso Miley está tan gorda. – reía mientras contestaba cuando le preguntaban cómo había aprendido a cocinar.

Miley es la hermana mayor de Justin, no se si lo he mencionado. Es rubia cómo él y es un tanto más alta, lo que es común ya que se encuentra en el último año de la preparatoria. Está saliendo con Logan, el hermano mayor de Mary. Y creo que esto ha sido más bien una introducción a la siguiente lista que acabo de realizar:

Parejas que asistirán al baile de la primavera en la escuela.

1)    Angie London y Justin Andrews (Muy pícara mi amiga que ya se agarró al cocinero)

2)    Mary Thompson y Kevin Roofman (El “Chico techo” como me gusta decirle, ¿Mary lo habrá encantado con el pastel?)

3)    Miley Andrews y Logan Thompson (Como ya era de suponerse)

4)    Hillary Hanter y Richard Parker (No se quiénes rayos son, pero todo el mundo me ha dicho que van a salir, como si estuviera obligada a saberlo)

5)    Mi profesora de matemática y el director (si, a mí también de me da miedo, ¿A quién se le ocurre que los profesores asistan a los bailes? En mi otra escuela no era así)

6)    Michael Hilton y Annie Wilson (Osea yo)

Ésa última es la que más miedo me da.

Todas las mujeres parecen estar destinadas a pasar por la siguiente situación (sin excepción) en algún momento de su vida: No saber que ponerse. Y en muchos casos, es bastante frecuente. En lo que mi hermano David me da la razón.

En realidad se llama Leonardo David Wilson (¿Horrible no?) y lo más correcto sería decirle Leo pero ese apodo le hace recordar a Leo Dicaprio al que tanto odia. Así que lo llaman David y a él le gusta; por que dice que se siente Hecho por Miguel Ángel  lo cuál complementa con: “Me duele la cara de ser tan guapo”. La mayoría de la gente normal no considera a sus hermanos guapos, pero David, por más insoportable e inmaduro que sea, me obliga a hacerlo. Tiene mi mismo cabello, nomás que corto y los impresionantes ojos azul oscuro de mi papá, los que yo no heredé. A eso lo considero como injusticia genética. Pero siempre lo molesto diciendo que él necesita esos ojos mucho más que yo, por su baja rendición para conseguir trabajo. Tiene 20 años y es DJ, pero no ejerce. ¿Eso se supone que lo hace genial? Se eligió el peor barrio para vivir y trabajar de ello.

–       Que vecinos ortivos que tengo. No hacen ni una estúpida fiesta para contratarme – siempre dice.

¿Y para qué me llamó? Esta vez no era para echar lágrimas sobre lo de mi madre – siendo que llorar es muy raro en él pero común en estos días -. Se había enterado de que yo era reina y no por mis medios. Alguien se lo había contado y eso me molesta, por que no es un hecho del que toda América deba enterarse. ¿Por quién entonces? Por Logan, y aquí es cuando menciono y afirmo lo pequeño que es el mundo: Logan iba con mi hermano a la secundaria, por lo tanto tienen la misma edad, sólo que él aún no ha terminado la escuela.

     –Todo comenzó… - comenzó a decir Justin con voz firme e inspiración previa – es un bello día, color…

–       ¿Color? ¡Vaya! Hoy me entero de que los días tienen colores. – dijo Angie sin evitar su comentario de opinión al respecto.

–       ¡Pero por supuesto que sí! Sólo mira a tu alrededor y dime, ¿En que color piensas?

–       Azul.

–       ¿Por qué azul?

–       Por que el guapo de Kevin está vestido de azul

–       Ya. Arruinas el perfecto relato de mi historia. La historia que tú misma me pediste que contara.

–       ¿De que historia hablas?

–       ¡De lo que veo mientras Michael duerme! ¿No te parece extraño? Pues déjame decirte que no espero una buena aceptación de tu parte. No crees en nada de lo que él y yo contamos.

–       ¡Michael es el incrédulo aquí! – exclamó, defendiéndose. – Yo vi cuando te descontrolabas y lo que tienes es perfectamente normal. Se llama “Psicosis-Maníaco depresiva”

–       ¿Quién eres? ¿”Miss Psicología”? – apareció Michael diciendo.

–       Conoces la mitad de mi vida como para enterarte de que es una de mis aficiones Michael. Y cuando dices “Psicología” no se pronuncia la “P”

–       Si no se pronuncia ¿Por qué han de ponerla? ¡La vida ya es demasiado complicada como para agregar dificultades extras!

–       ¿Y ahora que te pasó a ti? – preguntó Justin, curioso e interesado.

–       No puedo creer que todo lo que miro y observo cuando duermo se cumpla al día siguiente. Al principio era fabuloso y me sentía genial. Pero ahora comienza a ser irritante.

–       Esos se llaman “Deja vu” y creo habértelo dicho más de cinco veces – Angie volvía al ataque con sus opiniones realistas y nada fantasiosas.

–       Es más que un Deja vu, Angie. Ya sale de lo común que sueño con un estúpido campamento y… y… - una chica pasó a su lado y le dio un folleto, en el cual se leía un perfecto título que decía “Campamento anual, este mes” - ¡Lo ves! – exclamó Michael exasperado. - ¡Ocurre de nuevo!

–       Seguro lo has planeado. Fuiste capaz de hacerme creer que me casaría con un príncipe cuando tenía 5 años. ¿Por qué no meterme cuentitos de que sueñas el futuro ahora?

–       Mira Angie, no tengo la intención de que me creas, sino de que me ayudes, pero parece que ni para eso eres útil. – dejó el folleto en manos de Justin de una manera brusca y se alejó de ambos. Molesto con la humanidad, como si cada país del mundo de declarara la guerra, como si cada estrella del universo alejara su brillo para que él no la viera.

–       No debiste corregirlo con la pronunciación de la “P”. – Dijo Justin rompiendo el silencio en aquel momento de tensión.

–       ¿Ahora dices que tú lo conoces más que yo?

–       Digo que… - le dio el folleto – conozco cosas de él, que tu no entiendes.

–       ¡Por favor! Ni que fueras tan inteligente.

–       Una mente crédula basta. – concluyó antes de retirarse.

No cuento esto para que vean como iniciaron las peleas entre Angie y Michael, sino más bien para no dejar de lado el tema principal que hace a esta historia tan peculiar. Y  también para que se note porqué Michael no tenía ganas de hacer nada los días antes del baile.

Y yendo más atrás, volviendo al tema de no saber que ponerse, Angie se encargó de conseguir todas las cosas que debe usar una reina. Mary me trajo un vestido.

–       Ten – me dijo cuando me lo dio – Quédatelo, me lo regalo mi hermano y no entiende que el blanco es un color muy inocente para mí.

–       Estoy deacuerdo – rió Angie.

Era una locura. ¡Hasta teníamos que ensayar cómo entraríamos! Una tarde, ya se sentía el calor de la primavera, había un sol impresionante. Dentro del salón había muchos chicos, con escaleras, globos y telas; hasta alcancé a ver a Justin, que estaba en la cocina junto con dos chicos más y uno de los profesores. Michael, Kevin y otro de los del equipo estaban poniendo las mesas, cuando él me vio se fue hasta donde yo estaba, el preceptor de nuestro salón (Y uno de los que organizaba la fiesta) también se dirigió a nosotros para demostrarnos como debíamos caminar y hacia dónde teníamos que ir.

No les contaré el ensayo por que sino le quitaré más gracia al relato del baile, que era esa misma noche.

–       Annie

–       ¿Qué pasa?

–       Soñé que algo malo pasaba en el baile.

–       … ¿Tan malo? ¿Cómo qué?

–       Como que se caía el techo.

Casi me asusté pero no fue así. Estuvo enojado toda la semana, no tenía ganas de hacer nada en el ensayo, se había peleado con Angie.

¿Será que es una excusa para no hacer de rey conmigo?

Sólo quedaba decidir, si usar la corona y arriesgarme a morir, o no ir, perderme de esa noche inolvidable y jamás saber que pasó.

Y así comienza… con la extraña coincidencia que mencioné la palabra “techo” antes de que Michael me comentara su sueño. ¿Se dieron cuenta?

Continuará...

Eso iba enserio ¿Se dieron cuenta?

Gracias por leer ^^ Comentad please :)