Capítulo 4 "Rebelión propia"

Para que se entienda de la mejor forma posible, voy a enumerar los hechos.

Era un día normal hasta exactamente las 7:35 p.m.  Volviendo de clases de geografía, Angie me dejó en nuestro cuarto. Sola. Mary tampoco estaba, seguramente estaba en sus ensayos. Mi celular sonó, era mi hermano que hablaba aguantando el llanto. Y cuando terminó de decirme lo que me iba a decir me sentí terrible. Las cosas malas se sienten peor cuando estás solo y lejos de todo, de todo lo que implica tu familia…

Tocaron la puerta y fui a abrirla pensando que era una de las chicas que había olvidado su llave, sin darme cuenta de las lágrimas en mi rostro.

–       ¿Annie?

–       ¿Michael? o_O – con lágrimas en sus ojos

–       ¿Qué ocurre contigo?

–       Vete de aquí

Cerré la puerta pero él la detuvo. Hice fuerza para cerrarla pero el me ganaba. No sabía cuales eran sus intenciones, pero él no tenía derecho a entrar así como así a mi habitación.

–       Ya vete de aquí ¡¿Qué rayos ocurre contigo?!

–       Tengo que hablar contigo, sobre… algo

Dejé que abriera la puerta y lo miré cruzando los brazos esperando que me dijera lo que vino a decirme. Aún no me explico como supo que yo estaba sola justo en aquel momento.

–        Mira… se que no me conoces, quizá me odies pero…

–       Al grano ¿Quieres?

Lanzó un gran suspiro y se recargó en el marco de la puerta con las manos en sus bolsillos y dijo…

–       ¿Tus padres se separaron no?

Sin medir mis acciones, lo tomé del brazo, hice que entrara y cerré la puerta. Me estaba volviendo histérica.

–       Aver… no. Esto es imposible ¿Me oyes? IMPOSIBLE. Tú – lo señalé – no puedes saber eso ¡Acaban de decírmelo! Y… ¡Acaba de pasar!

–       Es que yo… - no lo dejé terminar

–       Ah, ya entiendo. Eres uno de los amigos de mi hermano y seguro te lo comentó

–       Yo no soy ningún amigo de tu hermano

–       Como no. Descuida, cualquiera hubiera hecho lo mismo para hacer creer a la gente que sueña el futuro. Pero la verdad no me gusta que jueguen con eso en las cosas serias como éstas.

Me miró de manera extraña. Como sacándose de onda

–       ¿No era que me creías? – dijo finalmente mostrando desilusión.

–       Vamos, no sigas con este juego

–       No estoy jugando, hablo enserio. ¿Cómo explicas todo lo que sé?

–       Alguien te lo comentó. Mi hermano, insisto.

–       ¡Yo no sé quien demonios es tu hermano!

–       Y si tanto quieres jugar ¡¿Por qué no sabes lo que pasó después?!

–       … ¿Pasó algo después?... ¿Después de que se separaron?

Me alejé de él y me senté en la cama, mirando mi teléfono.

–       Si, pasó algo. Algo muy importante ¿No lo sabes verdad? Me lo imaginé.

–       Y… ¿Qué pasó?

–       Luego de que se separaron – limpié mis lágrimas antes de seguir hablando – minutos después. Mi madre salió muy enojada de mi casa, y cruzó la calle… digamos “Sin ver a ambos lados”… y pues, bueno, ya te imaginas el resto.

Limpié las nuevas lágrimas que tenía sin dejar de mirar al suelo, y cuando terminé de hablar dirigí mi mirada hacia él. Tenía los ojos más abiertos que un búho. Vaya ojos que tenía.

–       No se por qué te sorprendes – continué. – Se supone que ya lo sabes

–       A veces no sueño las cosas completas… eso último no lo sabía

–       Pero me hiciste decírtelo. Felicidades. Ahora vete

Se sentó junto a mí.

–       ¿Qué parte de “vete” no entiendes?

–       Yo hago lo contrario a lo que me dicen

–       Bien, entonces quédate

–       Nop. Eso no funciona ahora

Ya parecía que volvía a comenzar con sus juegos, y yo no estaba en mis mejores momentos así que me paré y me dirigí a mi escritorio dándole la espalda. Revolví los papeles, como si estuviera haciendo algo, pero sólo lo hacía para ocupar tiempo. Aunque ya sabía que Michael no se quedaría quieto tan sólo un momento.

–       Oye, siento que te molesto – dijo.

–       De hecho lo haces. Lárgate

–       ¿Qué te hice para que me odiaras?

–       ¿Qué que has hecho? Entraste a mi cuarto sin permiso alguno y…

–       Bien bien. Lo siento, lamento lo de tu madre, lo superarás, yo lo hice, perdón si te fastidio. No lo haré más. Sólo quería ver si estabas bien.

–       No es cierto. Viniste para alardear tu estúpido sueño frente a mí.

–       Ah. ¿Eso crees? – se dirigió a la puerta – Bien. Ya me voy. Pero por cierto. ¿Podrías consolar a Angie por mí?

–       ¿Por qué debería de hacerlo?

–       La persona que chocó a tu madre murió también ¿no?

–       Si. – dije sin importancia

–       La madre de Angie jamás aprendió a conducir. – Salió cerrando la puerta tras él.

Sentí un terrible miedo en ese momento. No podría ser posible ¿Qué tal si era cierto? Por otro lado, cuando Angie venga y me diga que su madre está perfectamente bien, Michael dejará de molestarme.

Dos segundos después Angie entró por la puerta llorando como una loca, con Mary detrás de ella, tratando de consolarla. Apenas me vio, se me acercó y me abrazó, diciendo entre lágrimas que lo sentía, que sentía lo de mi madre y que pensaba que la muerte la seguía a todas partes, primero Rachel, mi madre y la suya. Yo no podía pronunciar palabra alguna, era todo tan extraño. Me daba miedo. No pensé en Michael en ese momento pero me daba miedo. Mary se sentía mal por nosotras, faltó a clases el día siguiente y se quedó haciéndonos compañía.

Entendíamos perfectamente lo de Angie, perder personas que alguien ama repentinamente puede afectarte demasiado. Puedo decir que ella se sentía mucho pero que yo. No es que no extrañara a mi madre, no es que estuviera enojada con la madre de Angie por matar a mi madre, por que fue culpa de ambas, no es que no estuviera triste, estaba shockeada. No sabía que podría pasar después.

A la tarde muchas chicas, amigas y compañeras nuestras pasaron por nuestro cuarto a saludarnos y estar unos minutos con nosotras, sabía que alguien en especial no tardaría en llegar… Y así fue, Justin y Michael llegaron unos minutos después de que las otras chicas se fueran. Angie apenas los vio se lanzó sobre Michael, abrazándolo y llorando; Justin en cambio se acercó a Mary y a mí.

–       Lo siento Annie. De verdad. – dijo

No le presté mucha atención al pobre, por que en ese momento Michael me lanzó una mirada del tipo “Te lo dije”. Sentía que yo era la única que estaba enterada de eso, que todos los demás no creían o no tenían idea alguna de lo que pasaba. Todos pensando que era coincidencia: Mi madre, la madre de Angie.

Ese chico es raro.

–       ¿Annie? ¿Estás ahí?

–       Ah. Si, perdón Justin.

Comenzamos a charlar, él trataba de hacerme olvidar las cosas, y realmente lo apreciaba. Angie aún se sentía terrible. Seguía diciendo que la muerte la perseguía. En un momento en especial, todos nos quedamos callados…

–       ¿Qué raro no? Ahora todos tenemos un solo padre, a excepción de Mary

–       ¡¿Quieres decir que yo soy la siguiente?! – dijo ella.

–       No no no. Olvídalo ¿Si? Yo sólo decía

–       Esta es una escuela de desgraciados, nos pasa de todo a nosotros.

Ponerle énfasis a la conversación de aquella tarde se haría muy aburrido. Pasaría a ser mejor la siguiente “escena”: en clase. Si, yo tampoco se cómo pudimos asistir después de lo que había pasado, pero Justin se aseguró de que no pensáramos en eso, no aquella mañana. Todos menos yo, al parecer, estaban a la mitad de un aburrido dictado y al volver en mi y mirar mi cuaderno, sólo veo escrito el título. No podía escribir, no podía pensar, no podía… nada. Estaba a punto de arrojar el lápiz y mi cuaderno al suelo cuando una persona abrió la puerta con fuerza del salón, sin tocar, y se dirigió al profesor para comentarle cosas en privado.

 En ese momento, Michael, quien estaba sentado unos cuántos bancos delante de mí, se volteó y me miró fijamente, si pudiera leer su mirada diría que me estaba diciendo: “Pobre de ti” o más bien… “Cuidado con lo que va a pasar ahora”.

El señor que había entrado pronunció mi nombre y el de Angie, diciéndonos que el director nos solicitaba.

O yo estoy loca, o Michael me lo estaba diciendo. Seguro él ya lo sabía. O sino son un montón de locas consecuencias que están haciéndome creer en bobadas.

Angie y yo nos levantamos y seguimos a aquél señor – que no se quién era – y nos dejó en la oficina principal.

–       Chicas. – dijo – Cuidado con lo que va a pasar ahora

Es la rebelión “Todos contra Annie” o algo así, ahora jamás podré sacarme de mi cabeza esa escena en la que él me dice todo con la mirada…

*Impossible to forget*