Capítulo 26: "Aunque me odies"



Literatura.
7 a.m
Estado: Más dormida que despierta.

Angie – por razones que desconozco - se había sentado con Mary. Debió haber pensado que yo no iría, por que ya venía tarde. Había un lugar vació junto a Taylor, y otro banco compartido, totalmente vacio. Decidí moverme a ése y esperé a que el profesor no se diera cuenta. Pero detrás de mí llegaron Justin y Michael con un justificativo.

–       Profe… - Justin interrumpió su tan elaborado párrafo que escribía en el pizarrón.
–       Ah si – respondió – Su madre habló esta mañana con la escuela. Siéntense. Ya lo se todo.

Creo que Angie y yo éramos las únicas que sabíamos a que se estaban refiriendo. Justin cruzó los bancos rápidamente hasta dejarle la nota justificativa de su tardanza en el escritorio del profesor. Se la tenía que dar, aunque ya estuviera al tanto. Y ya cerca de la primera fila, Justin se sentó con Taylor, sólo por no ser grosero y no volverse hasta atrás para buscar otro lugar.
Michael cerró la puerta detrás de sí y se sentó junto a mí. Apoyó su mentón sobre su mano, listo para aburrirse. Dirigiendo la mirada a Dylan. Dos bancos más adelante. Justo detrás de Angie.

–       Escriban ése párrafo en sus cuadernos. Estará en el examen.

Michael abrió su cuaderno de mala gana y soltó humo con el bolígrafo mientras escribía.
No podía hablarle. Él sólo se sentaba ahí y fingía que nada había pasado. Y lo hacía tan bien, que casi me convencía a mí de que en realidad todo fue parte de una ilusión. Todo lo que me dijo, todo lo que expresó. Ésa conversación que tuvimos parecía haberse espumado, o al menos estaba el deseo de que así fuera. Ambiente de regresión.
Él no lo  había querido así ¿Por qué lo había dicho tan pronto? ¿Por qué no esperó a que su padre le dijera que se mudarían y así dejaría hablarme y todos contentos? ¿Es un engaño a mi misma? No parecía real.

¿Y qué con Dylan?

–       Ése estúpido – susurró y se dirigió a mí – Hola, como estás ¿Bien? Me alegro. Escucha – fue al grano – Necesito que me hagas un favor. Aunque vaya más allá del código de chicas, o ésa cosa que tienen.
–       Que cosa.
–       Necesito que me cuentes la cita de Dylan y Angie. Es por su bien, no es por que sea chismoso.
–       ¿La cita de…? ¿Angie y Dylan salieron?
–       Si – hizo un gesto extraño - ¿No lo sabías?
–       No estaba enterada.
–       Que extraño. Angie te lo cuenta todo.

Angie, Angie, Angie ¿Era con Angie la cosa?


–       Tengo que hablar de muchas cosas contigo – giró en su silla para estar frente a mí – Primero que nada, Dylan sale con Angie. Se está aprovechando de que me voy.

“Me voy” ¿Por qué esa frase? ¿Por qué?

–       Ah y… olvida todo lo que te dije – me echó encima, como un balde de agua fría.
–       ¿A que te refieres con todo? – le cuestioné.
–       A todo. Sabes a lo que me refiero.

Sentí como sus pensamientos se cruzaban con los míos y me hacía llegar su mensaje casi al instante. Sabía qué era lo que estaba tratando de decirme, que se retractaba de haberme dicho todo eso, sobre que me quería. Pero no quería creerlo. Había sido tan puro. Siendo tan difícil borrar algo sin dejar ninguna marca cuando presionaste el lápiz demasiado fuerte.
Una marca como una grieta. Tan similar y tan profunda.

–       ¿Entonces todo era mentira?
–       Quizá – dijo – Pero yo no lo sabía. No me había dado cuenta. Eso… hace mal.
–       ¿Qué cosa?
–       Yo, queriendo a alguien. Hace mal.

Hizo un nudo imposible entre mis sentimientos y pensamientos una vez más.

–       Golpeas fuerte – dije.
–       No es mi intención. Enserio. Lo siento – me miró y notó que no me tragaría nada si no me explicaba.
–       Michael, pasó un día.
–       ¿Sabes todo lo que puede pasar en un día? Como por ejemplo, empacar toda mi casa para moverla a Canadá.
–       No debiste haberme dicho nada, desde el principio.
–       Es lo que te estoy diciendo. Soy el futuro no el pasado, y no tengo nada que ver con él. No puedo cambiarlo. Es un error Annie ¿Lo entiendes? Soy humano, cometo errores.

Si, si lo entendía. Que quisiera hacerlo era diferente. Desearía ser idiota, desearía no entender nada, tomarlo como algo ligero, algo sin importancia.

–       Déjame ver si lo entiendo. Eres humano para algunas cosas y para otras no. Para las que te convienen.
–       No eres nada compresiva – dijo, ofendido.
–       Tú tampoco ¿Cómo dejas a una persona así? Decirle que la quieres – me rehusé a de a mencionar la palabra “Amar” – y luego decirle que todo fue un error.
–       Te hará mal cualquier contacto conmigo. Annie, yo  amo con la cabeza, no con el corazón.

Al principio pensé que no había podido elegir peor lugar para decírmelo. Pero mi suerte cambió, por que estando sentada atrás, nadie notaría mi mueca de desagrado. Dejé que el rencor, la ira – o lo que sea que me haya causado – me resbalara y no dejara caer lágrimas.
No lloraría por él.
Creo que pasé mi mano por la cara como para asegurarme de que aún estaba ahí y me incorporé nuevamente en mi asiento como si nada hubiera pasado.

–       Está bien – le dije. Sin mirarlo.
–       ¿Enserio? Es que, pensé que ibas a… - comenzó a decir.
–       ¿No te basta con cometer un acto ridículo que también quieres verme sintiéndome mal por ello? – esta vez si lo miré – Ya te perdoné ¿Es lo que querías, verdad?

Jamás vi a Michael tan desconcertado.

–       Si. Bueno – volteó a fingir interés en la clase, una vez más. Con un gesto confundido y cargado de desilusión.

Tan fuerte era la tensión, que cuando el profesor dictó cinco cuestionarios para realizar en clase, él se limitó a buscar la respuesta de la primera pregunta, agarrando uno de los libros que estaba de mi lado, con suma delicadeza. No quería que lo viera o algo así.
Como si los libros fueran míos.
Como si yo le hubiera dado el golpe a él, en lugar de él a mí.
Podría haber levantado la mano y solicitar que me cambiaron de lugar, pero sé lo que se siente. Mi primaria no fue de lo mejor, ya que se basó en personas quienes se iban de mi banco sólo por que no querían estar conmigo. Yo no le haría eso, ni me desquitaría con él.
Pero, podría.
Quedaban más de treinta minutos para que finalizara la clase, y sí íbamos a tener que comunicarnos, sería indirectamente.
Señas no me daría, no estaba dispuesta a mirarlo. Aunque me tentara.

–       Creo que aquí está la primera respuesta – me dijo.
–       Fabuloso – respondí sin el menor interés.
–       Si quieres… tú lees las preguntas y yo escribo las respuestas – se ofreció.

Tomé el primer cuestionario y leí la pregunta A.

–       ¿De qué trataban los relatos incas? – leí.
–       Amor y comedia – respondió – Lo que son lo mismo.
–       Hoy en día, toda declaración es un chiste. En eso tienes razón – dije.
–       Los incas eran humanos, tenían derecho a confundir las cosas y a cometer errores.  No te metas con ellos.
–       ¿Son tus ídolos? ¿De ellos aprendes? Por que te sale bien eso de la comedia en seriedad.
–       Por lo menos mis ídolos son humanos reales. No soy partidario de andar persiguiendo fantasías de un amor perfecto, sin errores, sin equivocaciones.
–       ¿Los incas tenían sangre azul? ¿Ellos se auto clasificaban superiores a los demás por tener mentes privilegiadas? ¿Ellos se creían humanos comunes para unas cosas y para otras no?
–       Tienes errado el concepto de perdonar.
–       Y tú tienes errado el concepto de ser una persona.
–       Soy una persona.

Pero yo no quiero que seas una persona más, eras la estrella dominante de mis cielos.

–       Oh si. Me consta. – volteé.
–       Pues es lo único que puedo ser. Es decir no puedo ser lo que quieres que sea. Aunque lo deseara – hizo que lo mirara – Aunque yo quisiera que fuera así. Amaría ser lo que tú quieres que sea. Así no haría nada fuera de lugar. Pero como no lo soy, tengo que alejarte de mí.
–       ¿Y eso es tan fácil?
–       No digo que sea fácil. Tienes que despegarte de éste mundo y verlo todo desde arriba.  Y si dije que te amo, es por que fue un lujo que me permití a mí, y estuvo mal. Aunque te ame, debería hacerte odiarme.
–       Ahora estoy contribuyendo a la idea de odiarte.
–       Si, duele.

Me detuve en sus ojos.

–       Me va a doler a mí, aunque eso no importe, y también te va a doler a ti. Pero si algo vale la pena, no será fácil. Y cuando ya no me veas, todo va a ser mejor.
–       ¿Para ti o para mí?
–       Para ti será mejor. Yo ya sé que voy a morir de un suicidio – acompañó con aquel gesto triste, que me partiría el orgullo en dos - Ya sé lo que va a pasarme. Y que no pueda arreglar mi vida, no significa que arruine la tuya. Por eso si te pasa algo malo, como esto, no debes enojarte con quien te lo informa, debes buscar las causas y coincidencias. Toda situación las tiene.
–       ¿Qué hay de malo en que sigas en mi vida?
–       Todo en mi te hace mal. Piensa, soy un desastre como persona, hasta ya me hiciste dudar si soy una o no. Si algún día tocas mi sangre, podrías morir. Pueden pasar infinidad de cosas. Cosas que no necesitas saber. Además yo sé lo que sientes. Te veo en mis sueños todo el tiempo. Tú quizá me olvides, por que no tienes éste mal que yo tengo. Pero yo no. Seguiré pensando en ti por toda ésta y todas las vidas que me quedan por vivir.

Miré al suelo, rebobinando memorias y matando lágrimas.

–       ¿Y cuantas son ésas?
–       Para darte una idea, podría contarte las estrellas.

Sonó el timbre de receso y tomó sus libros para salir del lugar. Quedó en mi mano los cuestionarios en blanco que entregué al profesor.

–       ¿Se encuentra bien señorita Wilson? – preguntó cuando notó la palidez en mi rostro.
–       Es sólo… nostalgia.
–       Ah, de cosas que ya pasaron – dijo, saliendo con su portafolios de cuero negro.

“No” me dije “De cosas que van a pasar”

Adentro del cuarto, el espíritu navideño plasmaba sus cálidas señales de alegría. Angie había ordenado toda la habitación. Había roseado con perfume de vainilla a las almohadas y había cambiado las cobijas naranjadas de la escuela, por otras rojas y verdes decoradas con motivos un tanto infantiles.
Comenzaba a dudar si realmente Mary vivía con nosotras o se había convertido en espía internacional con misiones matutinas que sólo nos dejaban verla de noche.
Descarté inmediatamente ésa idea al recordar su columna de chismes profesional. Personas como ella no podrían guardar ni un pequeño secreto.

–       ¿Qué pasó contigo? Pareces un globo al que inflaron mucho y luego le sacaron todo el aire – dijo colocando la última de las guirnaldas sobre mi cama.
–       Mi problema más grande – arrojé mi mochila y mis libros sobre el escritorio.

Angie bajó con cuidado de la silla a la que se había subido para colgar adornos más arriba. Observó mi expresión, para frente a mí, analizando cualquier rasgo fuera de lugar.


–       Michael.
–       ¿Cómo sabes?
–       Dijiste tu problema más grande ¿Y qué mas grande que quien ocupa toda tu atención las veinticuatro horas del día?
–       Me dijo que… lo que me había dicho, fue un error.
–       ¿Dice que amarte fue un error? Mira que puede confundirte, y si no entiendes bien a Michael, suele ofenderse.
–       Pensé que no era ése tipo de persona.
–       Él no es ningún tipo de persona – se sentó junto a mi y me abrazó con un brazo – Insisto. Tómate un tiempo para pensar en lo que te dijo. Quizá él tenga razón. Aunque sea odioso cuando tiene razón. Pero estoy segura de que él no quiso decir  lo que tú entendiste.
–       ¿Y por qué estás tan segura?
–       Por que aún no te acostumbras a él. Aún no lo conoces lo suficiente. Recuerda que él es especial, es diferente. Es como si fuera ciego, necesita que tu trato con él sea diferente a lo normal. Inusual en otras palabras. Sabes que él no quiere un romance común. Es extremista. Es toda una aventura que quizá te termine gustando.
–       ¿No que nunca terminas de conocer a una persona?
–       Nunca terminarás de conocerlo. Pero puedes saber lo básico para convivir al menos en una conversación con él. Además, Annie, él no es así. Ni ser sangre azul lo cambiaría. Él no ha cambiado mucho desde que lo conozco.
–       Me has contado lo contrario.
–       Pues si, por un par de cosas. Dije que él era pura alegría de niño, sonreía todo el tiempo. Y quizá ahora ya no, ahora es un poco serio pero nada más.
–       ¿No crees que es demasiado?
–       Será serio, pero es amoroso, Annie. Si tan sólo hubieras conocido a su madre, era un ángel de persona. Era tan dulce como la miel y él es igual, sólo que no lo demuestra. Si confía en ti sé que se mostrará así más de una vez contigo. Tiempo es lo que necesitas. Tú y él. Ambos.
–       Aún pienso que decir que todo fue un error fue un poco… ya sabes, chocante.
–       Por supuesto que si, querida ¿Pero realmente estás mal por eso? ¿Acaso te lo creíste?
–       Pienso que no me lo creo. Por eso no he roto en llanto aún.
–       No fue muy convincente, me parece. Lo que si fue convincente fue su declaración. Y eso es en lo único que crees. Y está bien. Es su error, deja que lo repare.
–       Pero discutimos sobre eso después un día.
–       Ustedes discuten siempre. No esperes que eso cambie. Pero déjame decirte algo. Las peleas son duras, pero las reconciliaciones… - dejó que la frase terminara de escribirse en mi memoria – dejaré que lo descubras sola.

Algo había en Angie que asemejaba a un escudo de lamentos. Ella no los oía, sino que luchaba hasta que sonrieras o te sintieras mejor.
Siempre quise ser una persona útil, como ella. Pero no creo que lo sea. Haría mis mejores esfuerzos de ahora en adelante. Ya que, si superaba lo de Michael, otro obstáculo no se interpondría delante de mí, al menos por un tiempo.

–       ¿Estás ocupada el sábado?

Arrimé un poco la puerta de mi casillero para descubrir a quién pertenecía ésa voz.

–       ¿Me estás pidiendo una cita? – dije.
–       Éste fin de semana, a los bolos ¿Te parece a las ocho?
–       Aún no he dicho que sí – comencé a caminar en dirección contraria.
–       Por favor, hasta te doy a elegir el día ¿viernes?

Me planté en sus ojos azules, creando una excusa que sonara lo bastante directa.

–       El viernes contraeré un terrible resfriado.
–       ¿Sábado? – preguntó.
–       Gripe.
–       ¿Qué te pasará el domingo? ¿Morirás?
–       No estoy interesada Dylan. Lamento tener que decírtelo así – dije en forma sarcástica.
–       Pues si mal no recuerdo, eres mi compañera en Historia. Y tenemos que entregar un informe sobre la segunda guerra mundial.
–       O te vas de aquí, o yo iniciaré la tercera.
–       Tenemos que hacerlo juntos, así que tendrás que verte conmigo. En la biblioteca al menos.
–       Está bien. La navidad me obligará a tener piedad.
–       Gracias.
–       No piedad de ti. De mi calificación.
–       Te veré mañana – sonrió radiante. Mis insultos parecían rebotarle.

Dylan conmigo en una biblioteca no es producto de un buen trabajo de historia. Y no estaría escribiendo artículos enteros mientras él no hace nada sólo por que nunca me gustó Historia y mis calificaciones siempre dejaron que desear.

–       ¿Tienes novio?

Hizo que quitara la vista del papel y me perdiera la cuenta – nuevamente – de los párrafos que llevaba escribiendo.

–       ¿Por qué no te vas? Digo, es lo mismo que estés aquí o no.
–       Respóndeme a la pregunta.
–       Pues no, digo si… digo - <<Cómo se supone que responda a eso ¿Eh?>>
–       Tomaré eso como un no.
–       No.
–       Genial.
–       Espera… quise decir.
–       Tarde.

Mi competencia con Dylan era tan diferente a la que tenía con Michael. Él me confundía usando trucos diferentes. Él actuaba rápido, preciso y con calma. No puedo decir que era tonto, ya que es tan inteligente que me atemoriza.

–       Oye – me atreví a preguntar, temblándome las manos – Si sales con Angie ¿Por qué querías salir conmigo?

Miró un par de veces por la ventana y luego se esmeró en contestarme.

–       Por que no salió bien. Creo que a tu amiga le gusta alguien más ¿Sabes quien?
–       Pues, yo creo que…
–       Claro – dijo interrumpiendo mi improvisación. Como si hubiera entrado en mi mente, hubiera tomado lo que quería y hubiera salido -  Le gusta Hylton. A ambas les gusta el mismo tipo ¿Qué les pasa?
–       Yo no dije eso.
–       ¿Entonces no te gusta Hylton?
–       ¿Qué clase de cuestionario estúpido es éste?

Se levantó de su asiento y arrastró la silla hasta quedar cerca de mí y volver a su antigua posición. Como listo para iniciar una conversación secreta. A escondidas de la bibliotecaria. A escondidas de mí.
No me di cuenta hasta mucho después de cómo me sacó tanta información.
Técnicamente, era a escondidas de mí. Él me hablaba y yo respondía, sin tomar conciencia de nada. Abría la boca para hablar y le decía muchas verdades sin yo estar presente. Estaba ida. Estaba haciéndome hablar contra mi voluntad mental.
Y por más fuerte que seas, si tu mente no está contigo. Estás perdido.

–       ¿Sabes que él tiene once años?
–       Doce. Los cumplió hace rato. Tiene diecisiete en la vida que conocemos.
–       Vaya – balanceó el bolígrafo con sus manos en un gesto de interés – Sabes más de lo que yo creo.
–       Sé mucho más sobre ti de lo que crees – le acerqué mi mirada fulminante.
–       Yo se muchísimo más sobre ti, que ti misma. Pero con éstos amigos ¿Para qué quiere uno, enemigos? Sé tu situación en éste momento. Y te parecerá extraño, pero estoy interesado en ayudarte si en algún momento la pasas mal.

Abrí mis ojos lo más que pude como una reacción.

–       Sé que no me conoces. Y con todas las barbaridades que te dicen sobre mí, pensarás que soy un idiota.
–       No pienso que seas un idiota. Sólo te odio.
–       Odiar, amar. Son los dos extremos. Son los dos sentimientos terriblemente fuertes. Y si sientes cualquiera de ellos hacia mí, es decir, si ya me odias sin conocerme. Cualquier cosa que me pase contigo lo sentirás intensamente, de la misma manera.

No sé que fue lo que me quiso decir. Así que aparente seriedad silenciosa.

–       Piénsalo ¿Tengo cara de ser malo? – levantó sus cosas y se retiró.

En mi vida he recolectado opiniones de todo tipo. Y todos – o la gran mayoría – se imaginan al mentor de la maldad, al diablo, con cuernos grandes, piel roja y un manto de llamas.
En las películas es un tipo de ojos caídos, pálido como la nieve, vestido de negro.
Jamás me ha pasado, yo siempre imaginé que el diablo era guapo. Que era hermoso. Que era de todo tipo de maneras atrayentes. Sólo por el simple hecho de que está apegado a la tentación. Su belleza te haría caer. Te haría mentir, matar, culpar, engañar.
Por eso pienso que a Dylan le tocó ser guapo. 
Desde ahora siempre veo las causas y las coincidencias ¿Pero qué causaba ése comportamiento? ¿O esa cara bonita? ¿Era un don, o una maldición?

–       Por eso, ser feo es lo mejor – dijo Justin cruzando los brazos detrás de su nuca.
–       Sigo pensando que no debes salir con Dylan – le dijo Michael a Angie, quien escribía en su computadora.

Yo no le había comentado a nadie que Dylan también me había invitado. Es arriesgado exponer una sábana al sol, asique esperaré a tener una manta.

–       No fue la gran cosa. No es malo como ustedes piensan– ella seguía con su política de no dar detalles y cambió de tema repentinamente - ¿Se van a quedar para navidad, verdad?
–       Mi mamá quiere que estemos en familia – Justin desinfló su espíritu entusiasta con un gesto entristecido – Seguramente iremos a la casa nueva para las fiestas.
–       Ni de chiste – Angie dejó se reporte escrito de lado y abrazó a Michael fuertemente – Nadie impedirá que mi niño y yo pasemos navidad juntos.
–       Pues sería un honor que estén ambas ahí. Digo, para presenciar la travesura del año – Justin exclamó entusiasmado.
–       ¿Qué van a hacer?
–       ¿Qué va a hacer Michael, de hecho?
–       Pensaba en traer a Susie a la fiesta y decirle a Chris “Hola, papá ¿Recuerdas a Susie? ¿No? Bueno, te tienes que hacer cargo” – Michael traía un brillo de ansiedad en los ojos.
–       Es que, no puede abandonarla. Él es su tutor – Angie terminó de hablar y dirigió su mirada a mí.

Sentí como sus ojos se posaron sobre mí y tuve que levantar la vista.


–       ¿Qué? – dije.
–       Que muy buena tu conclusión del diablo y Dylan pero no has dicho nada desde que comenzamos a planear la cena de navidad – Dijo Justin.
–       No quiero volver a mi casa – respondí.
–       ¡Ven con nosotros a Canadá!
–       ¡No! – exclamó Michael.

Angie y Justin lo miraron desconcertadamente.


–       Es decir… ¿Has pensado en que después de navidad no hay clases hasta enero? Tendrá que volver a su casa de todos modos – intentó arreglarlo.
–       Ellas dos pueden quedarse en la habitación de Miley. Pasaremos las vacaciones completas ahí. Mi madre no tendrá problema, y es otra forma de molestar a tu papá ¿Lo has pensado Mike?
–       ¿Por qué te empeñas en hacerle la vida imposible? – preguntó Angie, con su particular pose de la mano en la cadera.
–       Está bien. Vámonos todos a Canadá.
–       ¿Traerás a Susie?
–       Traeré a Susie.

Justin comenzó a correr en círculos con los brazos en alto exclamando de alegría.

–       Le dedicaremos un mes de vacaciones invernales a nuestra etapa en Oxford.
–       Y pensar que luego de eso, no volveremos a estar en la misma escuela.
–       No si entro en el equipo de básquetbol. Mike y yo tendríamos que viajar una ves al mes para los partidos con Oxford ¡No dejaremos de vernos después de todo!
–       No será lo mismo.
–       No te deprimas. Haremos que quede vigente – decía Justin escondiendo sus propias preocupaciones para alegrarnos. A él no le molestaba tener que cambiarse de colegio de nuevo, lo que si era volver a su antigua escuela. Ésa era la parte que odiaba, la parte que escondía.

Michael desenvolvió su gesto serio hacia mí, tenía su teléfono en la mano, listo para llamar a su hermanita. Justin salió de la habitación para comunicarse con su mamá desde el teléfono escolar y Angie lo siguió para no interrumpir la conversación que estaban teniendo.

–       ¿Tienes miedo? – me dijo.

Levanté la vista.

–       Parece que no entiendes de buena manera. Así que te lo haré ver por la fuerza – me tomó de las muñecas, como solía hacerlo de manera dulce, y esta vez, casi agresivamente – Hay sólo dos tipos de personas en éste mundo. Las que tienen razón y te cuidan diciéndote la verdad, y los que quieren lastimarte y te endulzan con mentiras. Uno de éste último ejemplo incluye ojos azules – dijo en tono frío, seco y recto.
–       ¿Cómo sabes que…?
–       Lo soñé. Y sé todo lo que hay contigo y Dylan. O te alejas o…
–       No veo que cuides a Angie de la misma manera ¿Acaso ella no te interesa? ¿Ella si tiene derecho a equivocarse? Pues quizás tú te hayas equivocado, pero jamás lo entenderé si no me dejas cometer errores a mí también.
–       Una gota de veneno es tan letal como todo el frasco. Un mínimo error tuyo, que podrías evitar, podría causarte graves efectos.

No podía ver a Michael carente de sentimientos. Si no es amor, es odio. Ambos son sentimientos, cualquiera me basta. Y si esto no va por lado del cariño, iría por el enojo.

–       Sigo pensando que envidias a Dylan.

Me soltó.

–       ¿Ah eso crees? – tomó un cuchillo que sacó de su bolsillo y se lo apuntó al cuello - ¿Crees que me sigue importando Dylan ahora?
–       Baja eso.
–       ¿Crees que es en él en lo único que pienso?
–       Michael, tranquilízate, baja eso. Lo siento, no pensé lo que decía – mi voz temblaba. El sólo pensar que estaba apunto de matarse frente a mí me hizo pegar los pies en la tierra y mi conciencia volvió a funcionar acorde a la situación.
–       Adiós – movió el cuchillo hacia él.
–       ¡No! – grité y corrí para quitárselo, para evitar que lo moviera rápidamente, para pararlo. Lo que ocurriera primero. Mis lágrimas nuevamente nublaron mi visión. Mi desesperación se apoderó del control de mis articulaciones y mi sola reacción, la única que tubo lugar en mi lista de acciones improvisadas, fue abrazarlo. Fuerte, como si con eso evitaría que moviera la mano dónde sostenía el cuchillo y lo soltara. O que me matara a mí con él. Lo que sea que no lo separara de mí. Lo que fuere para evitar que alejara su luz estelar de mi custodia.
Así me haya dicho que me quería y luego se haya retractado, lo perdonaría de lo que fuere, de cualquier cosa que hiciera. Ni su propia estupidez, ni la mía harían que me alejara de él. Ni aunque se acabaran las estrellas, ni aunque se termine el infinito.
Lloré desconsoladamente sobre él. Até mis manos en su cuello y mis lágrimas rodaron hasta mezclarse con las rayas verticales de su camisa.
Por más bella que haya sido su declaración el día de aquella boda, faltaba ése movimiento que me terminaba de unir con él, que me hacía saber que realmente lo quería y que no esperaría un segundo más para decírselo y hacérselo saber. Era por eso que todo aquello había pasado, ésas eran las causas y las coincidencias, todo pasaba para que se reforzara ése lazo.
Tuvo que pasar, sino seguiríamos estancados en una nube de confusiones y sentimientos. Un acto real lo escribió por completo. Con errores quizá, pero por completo.




***
La que perdonaría cualquiera de éstas situaciones, podría salir con Hylton entonces.
Échenle un ojo a Dylan, aquí comienzan las pistas para averiguar que trama.

Y hablando de pistas.

Tengo que decir algo y lo voy a decir de dos formas:

1) Tengo una nueva novela chicas :D Aún no ha comenzado, pero éste es el blog y el trailer: 

Esperen la sinopsis y más noticias <3

2) ¿Recuerdan Michael´s Mission? ¡Regresa en remake! Espérenla en éste blog (:

Esperen la sinopsis y más noticias <3


Hago así para ahorrar palabrerío xD


Comenten ^^ Adiós.

5 comentarios:

  1. DIOS! AMO TU NOVELA es genial!
    Que bueno que todos vallan a celebrar las fiestas en Canada! :D , que tramara Dylan?
    ME MUERO! Annie abrazo a Michael! , pero porque el se retracto de lo que dijo en la boda?
    Espero con Ansias en Proximo Capitulo
    Bye,Suerte

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  2. Es que whooo, no pero WHOOO Y SUPER WHOOOOOOOOOOOOO, que bello capitulo, que se abrigen todos por que en canada hace mucho frio, oh si no valla a ser que les de gripe (? okno. blaaaaaaaaaaaaaaahh siguele pronto osea YA que quiero leer mas lml

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  3. JAAAAA!!.... (? lo sabía! sabia que se retractaría de lo que dijo, típico xD Dylan es tan... tan rápido a la hora de hablar genial, genial
    cada vez se pone mas mejor believe :D
    navidad? naaaah como navidad ahora? navidad del 2011 o del 2012? nay muy del futuro
    siguela :D que quiero saber si se muerio Hylton se murio :B (?
    sube cap ^^
    nos vemos (?
    adios ^^
    tsj

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  4. WWWOOOWWW WWWOOOWWW
    Estubo INCREIBLE este capitulo!!!!
    me dejo "fria" de la emocion..

    me muero de ganas de leer el
    proximo capitulo,subilo rapido
    porfa, no aguanto las ancias
    de saver que pasa con mike, annie
    y dylan...

    bye bye suerte

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  5. ...... No se ni que decir, SOR-PREN-DEN-TE WHOOOOOOOOOW! Dylan me confunde O.o? Michael se retrata y despues quiere matarse, Annie lo abraza, Dylan sale con Angie, se van todos a pasar navidad en Canadá, Whoooow!! Cada dia esta mucho mejooor! AMO BELIEVE!!!!! Ya deseo leer el prox cap *------* no aguanto! Espero y sea pronto, eres la mejoooor!! Gracias :)

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